El Jubilado No. 86
Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien con gastritis en algún
lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Siguiendo
esta lógica de ahorro y sabia distribución del gasto, que pinta de cuerpo
entero la típica política de exclusión que ostentan las personas, animales o
cosas que integran la administración universitaria, vemos en el convenio STAUS-UNISON
2019 la siguiente cláusula, una joya del logro laboral:
“TRIGÉSIMA SEGUNDA. La Universidad y el
STAUS acuerdan que el Comité Técnico Mixto de Pensiones y Jubilaciones analice
la viabilidad financiera para que una parte de los recursos disponibles en el
Fideicomiso del Programa Complementario de Pensiones y Jubilaciones,
establecido en la cláusula 160 del CCT, se destine a un programa de préstamos
para vivienda de los trabajadores académicos” (Consultable en la página
oficial del STAUS).
De la
generosa y solidaria cláusula se desprende que, el fondo acumulado por los
trabajadores académicos, entre los que se encuentran los jubilados que
aportaron lo suyo durante su vida laboral, puede servir (parcialmente) para
fines ajenos a aquél para lo que fue creado y sostenido hasta la fecha; que los
beneficiarios expresamente señalados en el contrato colectivo (hasta la fecha)
ya no lo van a ser sino que ocuparán un lugar indeterminado en la bolsa
acumulada, con lo
que es fácil pensar que en algún momento habrá restricciones en el
disfrute de este complemento; que en vez de crear un fondo para préstamos para vivienda,
se opta por aprovechar recursos que ya tienen etiqueta y que debieran ser protegidos
e incrementados; que lejos de proponer e implementar un programa de incrementos
progresivos a la pensión complementaria, se hacen esfuerzos por debilitarla y,
eventualmente, desaparecerla. Total, ya se van a morir los pensionados y jubilados.
¿El vivo al bollo y el candidato a muerto al hoyo?
¿Acaso el
sindicalismo ha optado por seguir las pautas de neoliberalismo en un esfuerzo
(suponemos inconsciente) de mantener las condiciones de exclusión y de jodidez
que criticamos en el discurso como práctica perversa de la anodina, gandalla y
trivial administración universitaria? ¿Seremos capaces de pasarnos por el arco
del triunfo los principios y valores del sindicalismo universitario?
Nos parece irrelevante
señalar quién hizo esta propuesta porque da igual si fue alguien de la parte
sindical o de la administración. Lo importante, en todo caso, sería saber por
qué se aceptó disponer de los recursos de los jubilados y ahorrarle el trabajo
a la parte patronal. Algo pasa… imposible ignorarlo.
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