El Jubilado No. 42
Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, editada en algún discreto lugar de la ninguneada
Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Debe ser terrible para un dirigente
sindical saberse traidor, mariquita sin calzones y joto social (Ismael Mercado
Andrews dixit) y mantener una imagen distinta a su verdadera existencia
lacayuna. Me imagino las actitudes obsequiosas y el hedor de las sudoraciones
prostibularias de quienes, como Judas Iscariote, entregan a sus agremiados por
30 tristes y devaluadas monedas. Me parece escuchar las promesas y las
explicaciones del lacayo ante personajes como los Claussen o los Contreras en
el “caso Isssteson”; oigo su respiración agitada y veo el sudor en su frente,
en sus manos, que a la salida habrán de estrechar otras manos en gesto traidor
una vez hecho el acuerdo con las autoridades “competentes” en materia de
seguridad social. Pero, en fin, dejemos las divagaciones de lado y vayamos al
punto de interés.
Los fondos mutualistas son mecanismos que los trabajadores emplean para apoyar a
sus compañeros que enfrentan alguna necesidad de carácter contingencial y se
integran con las aportaciones de los agremiados al sindicato u organización a
la que pertenecen. No es raro encontrar fondos mutualistas que se dedican al
apoyo económico de las viudas y huérfanos de trabajadores fallecidos, en tanto
las instituciones de seguridad social que prestan servicios a la institución o
empresa a la que sirven inicia el pago de la pensión correspondiente.
En este contexto, ¿usted cree que
habría alguien capaz de excluir a los trabajadores jubilados de este beneficio
colectivo? ¿Se puede dar por buena la explicación de que los jubilados “ya no
cotizan” y pueden morirse y dejar a las viudas desamparadas mientras pasan los
seis meses o más que tarda la reasignación de la pensión por parte de
ISSSTESON? ¿Usted puede apoyar la idea de que quienes aportaron puntualmente
sus cuotas desde la fundación del fondo hasta la fecha de su retiro merecen únicamente
una patada en el trasero? ¿El dinero de sus cuotas puede evaporarse como los
fondos del ISSSTESON y no ser tomada en cuenta su contribución al fortalecimiento
del fondo? ¿Cree usted que a los jubilados se les debe seguir descontando una
parte de su de por sí miserable pensión para que su viuda pueda merecer el
apoyo temporal del sindicato? ¿Es un derecho logrado por años de aportaciones o
una limosna? ¿Es lícito celebrar un mecanismo de exclusión de los trabajadores
jubilados que los prive de derechos adquiridos durante su vida laboral?
Imagine que nuestro sindicato fuera víctima
de la trivialidad neoliberal y a todo se le pusiera precio, hasta a la
solidaridad generacional y la dignidad de los trabajadores. ¿Estaríamos
hablando del mismo sindicato que contribuimos a formar y que luchamos por su
titularidad y fortalecimiento, o de un vil engendro mercantilizado al que no es
posible reconocer como la organización que nos representa?
Las dudas que tenemos se habrán de
despejar más pronto que tarde. Entre tanto, reafirmamos nuestra lealtad y
confianza en el sindicalismo independiente, democrático, solidario e incluyente,
y en ese sentido, no podemos ni debemos permitir la renuncia a principios y
valores.
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