El Jubilado No. 42


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, editada en algún discreto lugar de la ninguneada Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.

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Debe ser difícil aparentar combatividad y autenticidad en el desfile del 1 de mayo para después sumergirse en las vaporosas aguas del marasmo sindical que actúa de cadena de transmisión de los deseos de la parte patronal y el gobierno hacia la base trabajadora. Difícil, porque la actuación de un par de horas puede significar un esfuerzo tan grande que acaba provocando hernias emocionales que exacerban las hemorroides y descomponen la digestión del festejo que se ofrece una vez terminada la farsa. La conciencia de clase, la solidaridad gremial y la dignidad sindical terminan embarradas en el pavimento de un sistema sin escrúpulos morales, chato, cínico y altamente corruptor.

Debe ser terrible para un dirigente sindical saberse traidor, mariquita sin calzones y joto social (Ismael Mercado Andrews dixit) y mantener una imagen distinta a su verdadera existencia lacayuna. Me imagino las actitudes obsequiosas y el hedor de las sudoraciones prostibularias de quienes, como Judas Iscariote, entregan a sus agremiados por 30 tristes y devaluadas monedas. Me parece escuchar las promesas y las explicaciones del lacayo ante personajes como los Claussen o los Contreras en el “caso Isssteson”; oigo su respiración agitada y veo el sudor en su frente, en sus manos, que a la salida habrán de estrechar otras manos en gesto traidor una vez hecho el acuerdo con las autoridades “competentes” en materia de seguridad social. Pero, en fin, dejemos las divagaciones de lado y vayamos al punto de interés.

Los fondos mutualistas son mecanismos que los trabajadores emplean para apoyar a sus compañeros que enfrentan alguna necesidad de carácter contingencial y se integran con las aportaciones de los agremiados al sindicato u organización a la que pertenecen. No es raro encontrar fondos mutualistas que se dedican al apoyo económico de las viudas y huérfanos de trabajadores fallecidos, en tanto las instituciones de seguridad social que prestan servicios a la institución o empresa a la que sirven inicia el pago de la pensión correspondiente.

Organizaciones sindicales como el STEUS y el STAUS han seguido desde su fundación la lógica del apoyo solidario y los beneficios logrados por una generación se entienden extensivos a las siguientes. En el mismo sentido, los logros contractuales de las generaciones presentes alcanzan a las pasadas por el hecho de estar bajo el amparo del mismo Contrato Colectivo de Trabajo y los principios de solidaridad que rigen a la organización.

En este contexto, ¿usted cree que habría alguien capaz de excluir a los trabajadores jubilados de este beneficio colectivo? ¿Se puede dar por buena la explicación de que los jubilados “ya no cotizan” y pueden morirse y dejar a las viudas desamparadas mientras pasan los seis meses o más que tarda la reasignación de la pensión por parte de ISSSTESON? ¿Usted puede apoyar la idea de que quienes aportaron puntualmente sus cuotas desde la fundación del fondo hasta la fecha de su retiro merecen únicamente una patada en el trasero? ¿El dinero de sus cuotas puede evaporarse como los fondos del ISSSTESON y no ser tomada en cuenta su contribución al fortalecimiento del fondo? ¿Cree usted que a los jubilados se les debe seguir descontando una parte de su de por sí miserable pensión para que su viuda pueda merecer el apoyo temporal del sindicato? ¿Es un derecho logrado por años de aportaciones o una limosna? ¿Es lícito celebrar un mecanismo de exclusión de los trabajadores jubilados que los prive de derechos adquiridos durante su vida laboral?

Imagine que nuestro sindicato fuera víctima de la trivialidad neoliberal y a todo se le pusiera precio, hasta a la solidaridad generacional y la dignidad de los trabajadores. ¿Estaríamos hablando del mismo sindicato que contribuimos a formar y que luchamos por su titularidad y fortalecimiento, o de un vil engendro mercantilizado al que no es posible reconocer como la organización que nos representa?

Las dudas que tenemos se habrán de despejar más pronto que tarde. Entre tanto, reafirmamos nuestra lealtad y confianza en el sindicalismo independiente, democrático, solidario e incluyente, y en ese sentido, no podemos ni debemos permitir la renuncia a principios y valores.   


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