El Jubilado No. 45


El Jubilado
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, editada en algún discreto lugar dedicado a la observación y documentación de algunas situaciones de la Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.

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Como se sabe, el martes 5 de junio de 2018 es la fecha conmemorativa del IX aniversario del incendio a la Guardería ABC, institución subrogada del IMSS y encabezada por linajudas personalidades entre las cuales se encuentra una prima de la excandidata “independiente” Margarita Zabala de Calderón. Como cada año, los ciudadanos de distintas latitudes del país marchan exigiendo justicia, misma que no llega porque el sistema es no sólo amigo de las privatizaciones sino del adormecimiento de la conciencia cívica, condición sine qua non de la impunidad y la corrupción como características ganadoras.

También este martes se dio la asamblea del Consejo General de Delegados del STAUS donde lo subrayable y reiterativo fue el respeto a las normas y el ánimo de no cometer actos que pudieran configurar omisiones o infracciones a la ley. Aquí la forma es forma y el fondo es cuestión de interpretaciones sujetas a la fuerza gravitacional del criterio legal de asesor jurídico, como si las asambleas o reuniones fueran un litigio entre la dirección sindical y alguna delegación o persona interesada. Hay tensión en el aire, y sudor en las nalgas de quienes deben estar sentados frente al conjunto de personas que integran “la mesa”, aunque queda el consuelo de que a ellos también el sudor les demuestra que son humanos, no semidioses tronantes en busca de acatamiento, sumisión o vasallaje.

Aquí, el café, las galletas y una charola con frutas endulzan la aburrida escucha de parrafadas desganadas, dichas con cierto tono de autoridad desvaída, deshilachada por los logros inéditos del 3.4% de incremento salarial y una cauda de promesas, posibles reuniones, probables acuerdos, y bendiciones accesibles si se cumplen determinadas condiciones y si la contraparte patronal está de modo y humor para decir que quizá. El Contrato en manos de la autoridad universitaria es la condición sine que non del litigio perpetuo donde la realidad se convierte en papel y el papel en promesa de posible cumplimiento. Quizá por eso el lenguaje sindical se parece cada vez más al de los jueces de barandilla.

Se pone por caso lo de la exclusión de los pensionados y jubilados en las becas para hijos y en el acceso a los beneficios del fondo mutualista que durante años contribuyeron a formar. Ambas demandas quedaron, como era de esperarse, en el limbo, porque se tendrá que crear una comisión y se analizarán cuidadosamente las implicaciones legales que tendría atender el reclamo.

La burocratización cancina de los trámites, solicitudes, peticiones y señalamientos de “la base” son la piedra angular de un proceso de fetichización de las normas jurídicas que permea al sindicato, tendiente a evitar cualquier situación que pudiera hacer acreedor al órgano de dirección de una sanción legal por parte de alguna omnipresente autoridad competente. Si hay alguna duda se verá cuál es el criterio de la administración en primera instancia. Si hay alguna certidumbre igualmente se someterá al infalible juicio de la parte patronal, aunque siempre de manera combativa e independiente, ¡faltaría más!

Como usted sabe, se celebraron las votaciones para representantes de las delegaciones universitarias, incluida, como lo establece el Estatuto, la de Pensionados y Jubilados. Esta delegación, según el criterio de algunos, “le cuesta mucho” al sindicato porque sus integrantes “no cotizan” y gozan de derechos iguales a los demás miembros. ¿Se les hará poca cosa haber cotizado durante 30 años o más? ¿Tendrán idea de que nuestro modelo se centra en la solidaridad intergeneracional? Se habla del aumento de la “siniestralidad” desde que se incorporó a los retirados, dejando de lado que el jubilado sigue pagando su cuota de gastos médicos mayores. Se cuestiona y exige que se cumpla con el criterio de las dos terceras partes del padrón para calificar las elecciones sin tomar en cuenta que los pensionados y jubilados son profesores retirados por edad o condición de salud, y que causan alta automáticamente en el padrón de la delegación sin mediar solicitud donde se manifieste la voluntad de seguir participando sindicalmente. Esta delegación es como el resumidero de las demás delegaciones porque todos caen ahí, por gravedad. El alta es automática, sin mediar consulta alguna.

De acuerdo con la experiencia histórica, aquí se ha considerado válida la elección simplemente contando el número de votos mayoritarios a favor de tal o cual opción, debido a las características ya señaladas. Cualquier otra salida es negar la realidad y voltearse a otro lado. Parece que no se han enterado de que hay una cosa que se llama derecho consuetudinario, donde los usos y costumbres se convierten en ley. ¿Por qué querrán ponerle camisa de fuerza a la realidad, siendo que ésta origina y determina la norma para que sea útil?  

Al respecto (“en ese sentido”, diría alguno), recordará que se registraron dos planillas, la Morada y la Verde. Mientras que la primera estaba integrada por dos personas que jamás manifestaron interés o se dieron tiempo para asistir a las asambleas delegacionales la segunda buscaba un segundo período. Bueno, pues ganó la Morada. Nosotros lo celebramos porque así, probablemente, se sientan convidados a hacer lo que no han hecho como asistir a las reuniones y tener alguna participación en el quehacer que hemos abordado con la convicción de que camarón que se duerme se lo lleva la corriente.

Usted recordará que una integrante del Comité Ejecutivo se dio a la tarea de promover la planilla Morada en una intervención no del todo explicable o justificable, habida cuenta la autonomía delegacional y por ser evidentemente de la competencia exclusiva de los pensionados y jubilados. En la votación se tuvo una participación de 88 miembros, lo cual es extraordinario ya que la anterior había sido de aproximadamente la mitad. Aplaudimos la repentina toma de conciencia de los compañeros que decidieron experimentar las emociones del juego electoral y le dieron el triunfo a quienes también son primerizos en esto.

Celebramos el inicio de una nueva etapa donde la defensa de los derechos de los académicos en retiro es duramente cuestionada por parte de un sector de los mismos miembros activos al aparecer dueños de una vida laboral eterna e inmutable, que nunca tendrán que vérselas con los problemas propios de la edad de jubilación y la atmósfera viciada de la incomprensión y la mezquindad de tal o cual instancia sindical. Creemos que todos ganamos porque finalmente esos votos son por la delegación y podremos constatar que no es lo mismo cantidad que calidad, además de que el movimiento se demuestra andando.

Reiteramos que nuestra lucha es por los derechos de los compañeros en retiro, desde la posición en que estemos, y no abandonaremos el barco que es de todos. Luchamos por un sindicalismo democrático e incluyente, libre de corruptelas y complicidades, transparente y justo. Viva el STAUS.  

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