El Jubilado No. 46


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, editada en algún lugar de la ninguneada, aunque asediada y codiciada Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.

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Por el rumbo del STAUS campea la desolación y el azoro, la sensación de una fatalidad cumplida y la triste convicción de que no somos nada. El 16 de junio de 2018 es la fecha en que algunos nos congregamos en una de las capillas de la funeraria San Martín para despedir a la compañera Ruth Ivonne Barraza Rodríguez (01/10/1981-15/06/2018), hija de nuestra muy querida y respetada Chelito, a quien consideramos una institución dentro de nuestra institución sindical. Ruth sucumbió a consecuencias de un padecimiento que le fue diagnosticado a temprana edad y que soportó con estoica entereza. Quienes tuvimos el gusto de tratarla podemos dar fe de su cordial talante y profesionalismo. La vamos a extrañar. El Jubilado presenta sus más sentidas condolencias y desea pronta resignación a sus afligidos padres y familiares.

Como se sabe, el ISSSTESON ha decidido emprender una serie de medidas para paliar el problema de liquidez que padece, entre las que destaca la de diferir lo más posible la solución de las demandas de nivelación pensionaria que alrededor de 1500 trabajadores han emprendido; es decir, retrasar lo más posible la acción legal que haga justicia y beneficie a los derechohabientes. El Instituto, como era de esperarse, confunde patas con bofe y da en criminalizar a todos cuantos han decidido hacer valer sus derechos legales de tener una pensión digna y, desde luego, superior al triste estipendio que el Instituto paga mensualmente a los pensionados tras mocharles el 30 por ciento de lo que debiera pagarles al aplicar retroactivamente la Ley 38 reformada, en clara violación al párrafo primero del artículo 14 Constitucional.

Se habla de demandas contra los quejosos e incluso órdenes de aprehensión por el ridículo expediente de un supuesto afán de lucro con recursos públicos que, de tan absurdo, se cae solo. Aquí es inevitable recordar las exageradas pensiones que ciertos exfuncionarios perciben, mismas que les fueron congeladas al inicio del sexenio pero que debieron ser devueltas con el retroactivo correspondiente al cabo de pocos meses.

Ciertamente, los léperos que recibiendo 80 mil pesos quieren más de 100 mil pesos mensuales de pensión no encajan en el criterio de las demandas de nivelación pensionaria legítimas, porque es un exceso y una mentada de madre al erario y a la más elemental idea de justicia para los jubilados; sin embargo, de acuerdo con la ley, tienen ciertos derechos que el gobierno actual no puede ni debe ignorar y está obligado a actuar en consecuencia, pero lo grave del asunto es que las acciones legales de la actual directiva de ISSSTESON parecen dirigidas al estrato de ingresos bajos y medios de las pensiones donde están los trabajadores universitarios. Lo anterior permite sospechar que se trata de una maniobra disuasiva de cualquier reclamo de derechos adquiridos y que cuenta con la complicidad de las autoridades jurisdiccionales, es decir, de los tribunales tanto locales como federales.

Criminalizar un reclamo legal y justo no es la mejor manera de resolver un problema cuyo origen está en la corrupción y en la discrecionalidad en el manejo de los recursos pensionarios propiedad de los trabajadores y encomendados a la administración del ISSSTESON, que ha sido abusiva y negligente. Ante estos hechos escandalosos por su desaseo y venalidad, consideramos que la fecha en la que saldaremos cuentas con el gobierno inicia el 1 de julio y que la voz de los trabajadores se oirá claro y fuerte. Si no, al tiempo.    





El Jubilado reitera su solidaridad y respetuosa consideración y afecto a Chelito, secretaria ejecutiva del STAUS, y la acompaña en su pena por la pérdida de su hija Ruth Ivonne. Que en paz descanse.

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