El Jubilado No. 50


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, editada por alguien de la desabastecida Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.

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 ¡Albricias! Los dirigentes sindicales arracimados en la entelequia llamada Consejo Sindical y Social Permanente de Sonora salieron en la foto junto con el ínclito burócrata que dirige el ISSSTESON, exhibiendo una disciplinada sonrisa y una bolsita de plástico que, en otro contexto, pudiera suponerse una de dulces de las que se reparten en las fiestas infantiles. Como no había confeti, serpentinas ni piñata, llegamos a la conclusión de que la chaviza sindical se había llevado el premio gordo de un curioso reparto de medicamentos motivado por el desabasto y la “protesta enérgica” de las organizaciones sindicales sensibles a los reclamos de sus bases. No dudamos que sea un logro digno de celebrarse y quedar registrado con letras de oro en el muro de las realizaciones sindicales, apenas paliadas por una realidad terca y políticamente incorrecta, sin embargo, el desabasto de medicamentos es recurrente, tanto como la carencia de materiales de curación y, lo más importante, clara y correcta rendición de cuentas por parte de la dirección del Instituto.

Al margen el entusiasmo de los dirigentes sindicales fotografiables, consideramos que la lucha no debe dirigirse al logro de respuestas clientelares, facilonas e irresponsables, porque cubrir medianamente una necesidad en forma esporádica y más mediática que efectiva no supone ni de casualidad la solución del problema. Desde luego que la carga emocional de verse en medio de una ceremonia de entrega de bolsitas con fármacos da la impresión de que el problema está resuelto, que la protesta tuvo éxito, que “ya ganamos”, pero en realidad la cosa no es así.

El desabasto y el deterioro de la calidad del servicio de salud del ISSSTESON rivaliza con la tramposa lentitud de las jubilaciones, condicionadas a que haya dinero, según ha declarado el propio director Contreras. Así pues, los miles de millones acumulados por el ahorro de los trabajadores para efectos del disfrute de la seguridad social parecen no ser tomados en cuenta por el genio financiero de marras y, mientras se liquidan propiedades del Estado para efectos de darle liquidez al Instituto, los futuros pensionados y jubilados pueden dedicarse a hacer puñetas. ¿Cómo es eso de que se reclamen servicios y prestaciones cuando el gobierno, en su infinita sabiduría, dilapidó los recursos para satisfacer otros intereses y prioridades? ¿Qué no comprenden los trabajadores que su salud y derechos pueden esperar confiados en que no haya otro saqueo de mitad de sexenio?

Ahora, si los fondos pensionarios no están donde deben estar, ¿dónde están? ¿Qué se ha hecho para recuperarlos, más allá de maniobras inmobiliarias de dudosa pertinencia y claridad y que dejan a los perpetradores al margen de los reflectores y de las medidas aplicables conforme a derecho? Si se han hecho gestiones y aplicado medidas legales, ¿cuáles son y qué resultados han tenido? ¿Ya se les fue el mayate con todo y hebra? ¿Nos están entreteniendo con pendejaditas de ocasión?

Y lo que pudiera ser más preocupante, ¿cuál es el sentido y propósito de la acción de las dirigencias sindicales en una situación que huele a maniobra mediática de lavado de cara del actual gobierno, bajo la presunción de que hay un problema (generado por el mismo gobierno) que se pretende resolver con bolsitas de medicamentos de ocasión? ¿Hasta dónde puede llegar la presión de los trabajadores para ver respuestas con efectos de largo plazo? ¿Hasta dónde están realmente dispuestos a llegar los dirigentes sindicales? ¡Cielos, la duda nos corroe las pestañas!

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