Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, editada por alguien en algún lugar de la modosita
y bien portada Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Pues vuelven a cimbrarse las
instituciones del cabrón gobierno con la enérgica marcha de los sindicalistas
que reclaman algo más que aspirinas para la cura de sus males. La salud,
compañeros, es algo que se gana a punta de golpes de calcetín y que se mantiene
con documentos entregados al Congreso. ¿Qué pasa con los más de 6 mil millones
de devaluados pesitos esfumados de las arcas del ISSSTESON? ¿A dónde fueron a
parar los fondos millonarios del ahorro de los trabajadores? ¿Quién se retuerce
de la risa en alguna alfombrada estancia? ¿Hasta cuándo los sindicalistas van a
aplanar las calles y dar la nota folclórica de una oposición a la leperada
guardando las formas y saliendo en la foto?

No estaría de más que
el sindicalismo trotacalles no sólo visibilizara el problema localmente, sino
que acudiera a los medios nacionales y buscara el apoyo de organizaciones
sindicales y sociales con peso y presencia política nacional, así como emprender la lucha legal por la vía de una
demanda contra el ISSSTESON por incumplimiento del Contrato de Prestación de
Servicios Sociales que tiene suscrito con los organismos afiliados. Además
del ruido callejero y la satisfacción de salir en las fotos levantando el puño
para que se vea que hay vida y nervio sindical, es importante emprender
acciones cuya repercusión sea parte de un proceso legal que cale hondo en el
esquema de impunidad y perversión que se ha instaurado en el gobierno.
Las amenazas del paro estatal que se
renuevan cada vez que hay necesidad de mostrar energía mediática empiezan a
perder su efecto y el desgaste de un discurso muchas veces repetido puede dar
en convencer a las bases sindicales de que de lengua nos hemos de comer un taco.
Es claro que el Instituto en particular y el gobierno en general dan por hecho
que perro que ladra no muerde y es, seguramente, motivo de jolgorio y
cuchufleta el anuncio de una nueva marcha para lo mismo, con los mismos
resultados (Suena en off la canción folclórica aquella de “no mamenaces, no
mamenaces…”). En el sindicalismo como en el amor es muy cierto aquello de que
obras son amores…

Pero, hablando de
otras cosas, resulta curioso que nuestros dirigentes esgriman el contrato
colectivo para dar carpetazo y sopapo a las demandas de los pensionados y
jubilados por aquello de que tenemos derechos plenos, iguales que los
trabajadores activos, pero están limitados o condicionados por el clausulado
del contrato: Nosotros sí, pero ustedes no. La pregunta obligada es: si el
clausulado del contrato colectivo se negocia y cada una de las partes defiende
lo suyo y acuerda finalmente con su contraparte, ¿qué defiende la parte
sindical en las negociaciones y qué le hace ceder ante la autoridad como lo
hace? ¿De qué tamaño es la defensa de los derechos de los sindicalistas y en
particular la de los pensionados y jubilados? ¿Por qué se ve como natural que los
académicos en retiro se excluyan, marginen y ninguneen tan deportivamente como
está visto? Algo anda mal en el cerebro de los liderazgos que con tanta
ligereza toman el contrato para dar sopapos legaloides a los compañeros que
siendo retirados del servicio activo son sindicalistas de pleno derecho según
lo establece el Estatuto Sindical que nos rige. ¿No habrá manera de ser un poco
más congruentes?
oooOOOooo
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