El Jubilado No. 54



Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por algún observador que sigue con cara de “Oh my god” en algún lugar de la Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Las huestes sindicales debidamente representadas por una muestra significativa tomaron la calle, más bien la arteria central de la circulación universitaria en su entronque con el bulevar Luis Encinas, desafiando el sol y sus inclemencias. La protesta era clara: no al cierre del módulo de ISSSTESON en la Universidad. Aquí se comprobó, una vez más, que la lucha sindical debe pasar por cubrir el expediente legal tanto como la acción política. Como resultado de esta movilización que evidenció las chapuzas del gobierno y el pragmatismo ñoño y antisocial del propio ISSSTESON el módulo fue reabierto y se logró la promesa de que seguiría funcionando, al igual que el servicio de farmacia. Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la civilidad.

Desde luego, en El Jubilado apoyamos las medidas tendientes a lograr la garantía de una mejor seguridad social, que cubra tanto la salud como las prestaciones a que el trabajador en retiro tiene derecho, con acento en una pensión digna y justa para todos.

Como seguramente el memorioso y agudo lector sabe, El Jubilado ha insistido en que el sindicato asuma como demanda colectiva propia la nivelación pensionaria, es decir, que nuestra organización sume esta demanda a los reclamos que se hacen al ISSSTESON, al Gobierno del Estado y demás instancias con competencia para conocer del caso y resolver en consecuencia. Hasta ahora, la lucha por la nivelación pensionaria ha sido librada por cada uno de los afectados. Cada jubilado ha tenido que fletarse con despachos de abogado y correr con los costos y los avatares de los juicios sin contar con el apoyo de la organización, ni siquiera con la intención de hacerlo de alguna manera. El “Ahí se la echan” parece ser la respuesta en la práctica, sin embargo, se reconoce el derecho que asiste a los jubilados y pensionados de obtener una pensión justa y digna.

Como de detalles está empedrado el mundo de las apariencias, le comento que de la lectura del oficio suscrito por nuestro dirigente sindical el día 22 del presente mes, dirigido a la señora diputada presidente del Congreso del Estado (publicado en la página sindical), en el que expresa nuestras demandas más sentidas respecto a la situación del ISSSTESON, llama la atención el primer párrafo de la segunda hoja, en el que dice “en este contexto, además la Universidad de Sonora requiere actualizar su aportación al ISSSTESON, lo que implica también un aumento del descuento que se nos hace a los académicos, con su correspondiente impacto en el ya de por sí deteriorado salario real que percibimos.” Aquí subrayamos “requiere actualizar su aportación”, lo que nos parece una extraña y desafortunada concesión o cesión a las presiones del Instituto que insiste y fustiga a los universitarios a que le paguen más, tras el escandaloso desfondo pensionario que nos afecta sin deberla ni temerla.

Nosotros decimos que la UNISON no “requiere actualizar su aportación”, toda vez que está amparada por un Contrato de Prestación de Servicios que no tiene fecha de caducidad, por más que la Ley 38 haya sido modificada en 2005 por el tristemente gandalla gobierno de Eduardo Bours, en una reforma eminentemente recaudatoria que aumentó el tiempo de cotización y los montos de las cuotas de los organismos afiliados al Instituto. Aunque no sea del todo necesario, le aclaramos que una ley no puede aplicarse retroactivamente en perjuicio de persona alguna (artículo 14 Constitucional, párrafo primero), y que un Contrato es un documento legal que representa un acuerdo de voluntades y, por tanto, no puede ser modificado unilateralmente, siendo las partes quienes , llegado el caso, acuerdan los términos en los que habrá de modificarse el contrato (fuente de derecho) y a eso se le llama “convenio”.

Llegados a este punto, es imposible no recordar el documento del STAUS “Elementos para discutir una posición del STAUS ante la problemática del ISSSTESON”, y que fue publicado su contenido en el STAUS al día por las fechas del IV Congreso General Resolutivo. En el punto 6, inciso “b”, nos dice que “la idea de quedarnos en el ISSSTESON, sin modificar el convenio, pero reclamando legalmente una pensión equivalente al salario integrado, es aventurada; viéndose demasiado complicado que pueda lograrse que, sin haber cotizado sobre salario integrado, pueda obtenerse una jubilación equivalente a ese monto. Independientemente de sus aspectos legales, es obvio que el estado intervendría para evitar esta situación que quebrantaría aún más las finanzas del ISSSTESON.” O sea que el sindicato se pone a sudar las calenturas del gobierno, “independientemente de sus aspectos legales” que, evidentemente, favorecen el reclamo de los trabajadores jubilados, primero por la no retroactividad de la ley y, segundo, por el contrato UNISON-ISSSTESON plenamente vigente. En serio, ¿es aventurada?

Consideramos que la negativa a la defensa de un derecho plenamente sustentado en la ley no debe provenir del sindicato sino, en todo caso, del gobierno del Estado que “intervendría para evitar esta situación que quebrantaría aún más las finanzas del ISSSTESON” aunque ¿por qué no pensar que dicha posible intervención pudiera ser para resarcir a los trabajadores del dinero que se les robó, y/o para financiar el déficit del Instituto y así empujar hacia su recuperación no sólo financiera sino operativa? Recordemos que ahora el Congreso del Estado tiene el color mayoritario de Morena, y que existe el ánimo general de reivindicar el derecho de los trabajadores a una mejor calidad de vida por parte del próximo gobierno federal. Pero, hablando de cosas tristes, ¿por qué estando en el contexto en que estamos, no se incluyó el punto de la seguridad social, específicamente ISSSTESON, en el próximo V Congreso General Resolutivo? ¿Qué no hay nada que discutir y acordar? ¿Ya todo está resuelto, planchado, almidonado y archivado?

Recordemos que la historia está llena de acciones “aventuradas” y transformadoras. “Seamos realistas, pidamos lo imposible” (Herbert Marcuse).

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