El Jubilado No. 57


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por discreto observador en algún lugar de la Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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En el STAUS y resto de la comunidad Issstesonera (el conjunto de organismos afiliados al ISSSTESON) no salimos del asombro ante el patético espectáculo que arma el señor director del Instituto, al dar amplias y repetidas muestras de su bajuna ralea tecnocrática: los trabajadores (usted, yo, nosotros, vosotros y ellos) resultan ser los culpables de que el encargado de la salud y la seguridad social de los trabajadores del Estado de Sonora esté en peligro de insolvencia financiera, quiebra, colapso, postración y agonía, por lo que no habrá otra forma de salvarlo y devolverle la salud que le ha sido robada más que abriendo en canal a los derechohabientes, pasarlos por alguna licuadora legal (sic) y exprimir cualquier asomo de sustancia salarial que pudieran tener. En otras palabras, dejar a los usuarios de los servicios como limón de taquería. Ya lo dijo Pedro, el que no es ángel, pero sí Contreras, y de los López que le siguen el ritmo a la gobernadora en eso de sacar la vuelta a las responsabilidades sociales y políticas echando la culpa al tradicional punto más débil en la relación empresa-empleado, el chivo expiatorio de costumbre: los trabajadores deben pagar más y la UNISON debe “armonizar” su Contrato de acuerdo con la ley reformada en 2005, de fuerte y joditivo acento recaudatorio y que no aplica por la simple y sencilla razón de que es ilegal la aplicación retroactiva de las normas jurídicas. La UNISON se rige por la ley “vieja”, y tan campante.

Sin embargo, más allá de su enjundiosa conversación sobre fútbol y las maravillas de simular una “internacionalización” de fachada, el rector de la UNISON debiera asomarse a la realidad legal de la institución: no debe al ISSSTESON, es legal lo que paga y debe seguir pagando, en tanto no cambien las condiciones leoninas plasmadas en la abusiva reforma a la ley 38 perpetrada por el gobierno de Bours. Como es fácil concluir, la “necesidad” de firmar un nuevo “convenio” al gusto del burócrata Contreras es sudar calenturas ajenas, porque la institución se apega a la ley y al contrato vigente y porque ni los universitarios ni ningún otro trabajador saqueamos al ISSSTESON y menos debemos pagar los platos rotos por el propio gobierno.

La administración universitaria debiera unirse con los sindicatos y defender el derecho de los trabajadores a la seguridad social y no pedir ampliación de presupuesto para fines que son ajenos a la misión de la Universidad. Sonora requiere tener una Universidad crítica, científica y popular, crisol de los ideales democráticos donde la inclusión, la equidad y la justicia distributiva sea derecho y patrimonio de todos. En este esfuerzo de reconstrucción social, los sindicatos tienen un papel de primera importancia, y su acción es fundamental. ¿Nos apuntamos, o qué?

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