El Jubilado No. 61


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien en espera de vacaciones desde algún lugar de la Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
-----
Bueno, pues pudiéramos estar tirando serpentinas, soplando espanta-suegras, agitando matracas, lanzando cohetes e inflando globos, así como preparando discursos y organizando reconocimientos porque, al fin, se pudo instalar la Comisión de Vigilancia y Fiscalización del ISSSTESON (CVF), que incluye entre sus integrantes a nuestro secretario general. Pudiéramos, pero no…

A pesar de que el reglamento respectivo señala atribuciones que permiten la fiscalización, no se ve claro cómo se pueden realizar labores de vigilancia de la operación del instituto y, por otra parte, el que las manda tocar sigue siendo el director del ISSSTESON que, en calidad de “secretario técnico” cita, preside y lleva a la mesa los puntos a tratar en las sesiones ordinarias, además de ser el conducto para el acceso a la información. No se contempla por ningún lado la posibilidad de que sea el propio comité quien elija el moderador de las sesiones y tampoco se tiene el control de las minutas que son registradas por una persona designada por el secretario técnico, según se vio en el acto de instalación del citado comité y que, salvo error u omisión, seguirá cumpliendo con esa tarea con el defecto de ser empleado del propio Instituto y a las órdenes del director. Lo que estamos tratando de señalar es que aquí tenemos el típico caso de un órgano dirigido por alguien que es juez y parte.

Si el CVF va a fiscalizar y vigilar al ISSSTESON como órgano reglamentario para tal fin, ¿la propia autoridad responsable de los aciertos o errores, chapuzas y omisiones cometidas debe estar ahí presidiendo y no sólo como voz informativa? Estando así las cosas, ¿qué tan confiable puede ser? Parece que el reglamento está pensado desde la óptica del poder y que aparenta incluir a otros actores pero que, en realidad, es un mecanismo de simulación y mediatización que permite generar complicidades involuntarias o inerciales. Si nos preocupa la forma, también debe preocuparnos el fondo.

Si nos conformamos con la satisfacción de que, al menos, se nos abrió esta puerta, ¿no estaremos avalando que el menosprecio de las autoridades hacia el derechohabiente es porque nosotros no sabemos y ellos sí saben cómo debe manejarse la seguridad social? ¿No nos genera conflicto saber que las líneas de política social obedecen a un modelo privatizador y promotor de corruptelas y complicidades? Es importante no perder la perspectiva del problema y que la solución debe apegarse estrictamente a los intereses los trabajadores presentes y futuros y sus familias, lo cual supone, para empezar, el poder intervenir en las decisiones de la Junta Directiva de ISSSTESON. Ni más ni menos.

oooOOOooo

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Jubilado No. 86

El Jubilado No. 94

El Jubilado No. 91