El Jubilado No. 65


El Jubilado
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien que ve con cara de what el asunto del ISSSTESON, desde algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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 Seamos receptivos y disfrutemos de las ventajas y bondades del buenaondismo y la concordia institucional. ¿Para qué sostener una actitud crítica y de reclamo permanente contra las opiniones y acciones de quienes se manifiestan a favor del gobierno y la administración universitaria, por el solo hecho de ser lo que son? ¿Será posible vivir en un mundo de paz y armonía mientras el adversario coyuntural nos pica el trasero y, por razones de corrección política, tenemos que hacer que no sentimos y volteamos para otro lado? ¿Seremos capaces de tragarnos la bazofia que nos manda el sindicalismo charrificado, blanaqueado, institucional, ñoño y maiceable con que nos topamos con frecuencia en nuestro devenir como sector universitario, mínimamente sin hacer gestos de asco y repulsión?

Le aseguro que lo hemos intentado, arduamente. Nos hemos esforzado por nadar de muertito en muchas ocasiones, ser prudentes, “maduros”, políticamente masticables y sindicalistas holográficos ajenos a conflictos y fricciones. Pero, a pesar de los esfuerzos por no hacer ruido y servir de eventual alfombra a los que se sienten con ánimo de propietario de nuestra organización, no podemos. No tenemos vocación de alfombra, tapete o tapadera de nadie. Creemos que las cosas deben llamarse por su nombre y que la mierda sólo es concebible en la parte baja del tubo digestivo de las personas, no en la cabeza.

Bueno, pues después de esta rara e inquietante introducción, entramos en materia retomando lo señalado en este espacio en otro tiempo: la lucha por la nivelación de pensiones es no sólo justa sino legal. Se apega a lo dispuesto en la ley 38 antes de la reforma de 2005 y al contrato suscrito con ISSSTESON de plena vigencia. Tan es legal y exigible que durante los años 2016, 2017 y 2018 se ganaron 210 demandas, según lo ha declarado el actual director general del Instituto, quien celebra que la SCJN haya decidido en favor de no reconocer el derecho de los demandantes bajo el supuesto de que deben pagarse las pensiones de acuerdo con lo cotizado (El Reportero, 17/01/2019); es decir, ignorando la ley y el contrato y basándose únicamente en un criterio aritmético de suma y resta. Se ignoró también el aspecto social y el procedimiento que en realidad se sigue en las instituciones de reportar al instituto de seguridad social cantidades inferiores al sueldo pagado al empleado. Esta situación real, actual, sensible, es reconocida por Cuauhtémoc González, dirigente del STAUS, quien declaró: “En ese sentido es justo que, conforme se haya dado la cotización, se tenga el rubro del pago de esa jubilación; pero hay que señalar que a veces, como patrones, al trabajador le ponen un determinado nivel. Una más baja cotización de lo que gana” (El Imparcial, 16/01/2019).

Vista en contexto, la decisión de la SCJN cancela las posibilidades de acceder a la justicia laboral y social de un número considerable de trabajadores actuales y futuros y el peso de este criterio jurisprudencial amplía la brecha entre los jubilados y pensionados de primera y de segunda. Es público y notorio que muchos exfuncionarios, como Wenseslao Cota Montoya, Max Gutiérrez Cohen, Hilda Benitez Carreón, Arnoldo Hernández Peña, entre muchos otros (Proyecto Puente, 23/11/2018), demandaron al Instituto por nivelación de pensiones y se fueron con generosas cantidades de dinero inimaginables e inalcanzables para la mayoría de los trabajadores retirados, pensiones abusivas que fueron denunciadas en su momento y que el gobierno  no pudo hacer nada para revertirlas porque eran legales, porque los tribunales competentes les dieron la razón a estos pensionados de primera. Ahora este criterio ahorrativo y justiciero se aplica en contra de miles de pensionados modestos, de segunda, precaristas de la seguridad social, y deja como están a los verdaderos abusivos y gandallas “porque no puede aplicarse retroactivamente la ley” (nótese cuál débil puede ser el ciudadano cuando la administración de la justicia es parcial).  Lo que era formalmente legal y exigible en 210 casos de demandas vistos en la presente administración estatal, por obra y gracia de la Suprema Corte ya no lo es para los alrededor de mil 500 casos pendientes que corresponden mayoritariamente a trabajadores de a pie, atrapados en la química presupuestal de las instituciones donde siempre es el patrón quien determina cuánto se reporta a la seguridad social y que, sin culpa alguna van a ser excluidos de la protección que le ley debiera otorgarles (alcanzamos a oír a lo lejos discreta música de violín y apagados sollozos del coro de huérfanos de la justicia y la equidad que se hacen presentes).

De acuerdo con lo expuesto, ¿por qué las organizaciones sindicales no se pusieron las pilas para exigir, de la manera en que estuviera a su alcance, justicia para sus miembros? ¿Por qué no se reconoció el derecho de los pensionados y jubilados de tener acceso a la asesoría jurídica a cargo del propio sindicato? ¿Por qué no ocupó un lugar importante en el pliego petitorio de las revisiones contractuales? ¿Por qué no se luchó junto con los pensionados y jubilados por la nivelación de pensiones, habida cuenta la existencia del fundamento legal para ello? ¿Por qué nunca se discutió y decidió en el interior del sindicalismo universitario la serie de medidas que debieran emprenderse para poner orden en lo correspondiente a la seguridad social y que, en todo caso, la institución se hiciera cargo de reportar correctamente la nómina? ¿Por qué se toma como natural y hasta correcto que los trabajadores deban pagar las consecuencias de esta especie de fraude o evasión de responsabilidades patronales sin, por lo menos, emplazar a huelga? ¿Por qué, si se sabía que “son varios organismos como el Ayuntamiento, el Gobierno del Estado y algunas instituciones de Educación Superior los que cotizan al trabajador con un sueldo más bajo” no se emprendió un movimiento sindical masivo en favor de la legalidad, la transparencia y la rendición de cuentas? Sin embargo, ahora se declara que “están a favor de que las jubilaciones sean de acuerdo a las cotizaciones” (Cuauhtémoc González, El Imparcial, 16/01/2019).

Como se dijo en un principio, nos resistimos a dejar de señalar los renglones torcidos de la Universidad y del sindicalismo universitario, con el riego de parecer necios, aferrados, mal intencionados, y el etcétera que usted le quiera poner. No podemos ni debemos nadar de muertito, no debemos voltear para otro lado y dejar señalar que la organización carece de visión social, de una verdadera intención transformadora, y que la justicia se basa en mecanismos de distribución de favores y concesiones temporales en vez de estar afincada en la verdad, la equidad y la transparencia. Valore usted en qué posición está usted respecto a los problemas sociales de fondo y no sólo en aspectos importantes aunque externos o coyunturales, como puede ser el desabasto de medicamentos. Medite usted sobre su sindicato, revalore la lucha de los universitarios jubilados o pensionados porque en el mediano o largo plazo va a ser la suya propia (salvo que antes la renuncia o la muerte nos separe). Debemos ver y abordar el fondo del asunto, las causas del desabasto como parte de la política de privatización de las instituciones y de mercantilización de la seguridad social. ¿Podrán los sindicatos responder a esta realidad y salir del sopor de la inercia? Consideramos que así como van las cosas no va a ser posible. Hora de cambiar. Hora de alejarse de la trivialidad neoliberal, de las soluciones facilonas de solicitar más recursos para alimentar al barril sin fondo del ISSSTESON, de decidirse a tomar el toro por los cuernos y redefinir el rumbo.

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