El Jubilado No. 75
Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, publicada con atuendo invernal y con caja de Kleenex
al lado, desde algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del
STAUS.
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Seguramente usted supone que el estímulo a la
jubilación está al alcance de la mano y que es un derecho incuestionable,
defendible con la misma enjundia que lo hace un gato boca arriba, porque así lo
señala el contrato colectivo que cubre los deberes y los haberes de los
académicos. No cabe duda de que se toma esta prestación como un acto de
justicia distributiva y un logro sindical de manteles largos y de manos
limpias, aplaudible en cada momento del trecho que nos separa de la jubilación
y que merece porras, loas, ditirambos y fanfarrias. Tan es así que, según ha
trascendido, algunos señalan agriamente lo que se considera una discriminación
cuya perversidad consiste en dar a unos y negar a los otros el acceso a este
beneficio.
Por otra parte, ¿no resulta curioso
que exista el estímulo a la jubilación siendo que de cualquier manera el
personal termina por retirarse o morirse en el intento? Pongamos las cosas en
perspectiva: El retiro por pensión o jubilación es un derecho ganado por el que
se paga una cuota cada vez que la Institución emite el pago quincenal, de
suerte que se genera una bolsa de recursos que, junto con las aportaciones que
hace la UNISON, va a parar (o debe parar) al ISSSTESON, constituyendo el famoso
y muy nombrado fondo pensionario. La Institución norma su relación con el
ISSSTESON mediante un Contrato de prestación de servicios que tiene plena
vigencia y que, como usted sabe, el Instituto ha presionado hasta el cansancio
para que las condiciones pactadas cambien y se aumente la cuota y la aportación
que actualmente se paga. Hemos insistido que la UNISON no paga de menos sino
que paga lo que le corresponde por contrato. Asimismo, hemos señalado que el
ISSSTESON ha pagado de menos las pensiones porque aplica retroactivamente la
ley 38 reformada en 2005; sin embargo, en vez de litigar el asunto, la
administración y el sindicato optaron por completar parcialmente la pensión
mediante la creación de un fondo mixto (UNISON-Sindicato) más el monto
correspondiente a la despensa. Tiempo después, en alguna revisión contractual,
se prendió el foco sindical y se logró poner unos pesitos más a la magra
pensión universitaria mediante el ya mencionado “estímulo a la jubilación”.
Ahora, retomando la inconformidad por
lo que se considera una discriminación que debe retirarse del reglamento, ¿por qué razón no se reclama un cambio que
permita que los recursos destinados al estímulo se canalicen al fondo mixto
UNISON-Sindicato para fortalecer la pensión complementaria? Así se tendría un
beneficio más general, sin discriminaciones, democrático, incluyente y no se correrá
el riesgo de estar produciendo jubilados de primera, segunda, tercera o lo que
se acumule en el tiempo.
En este punto, nos interesa que
nuestra organización asuma, de manera clara, la defensa de los profesores
retirados, y que impulse propuestas y mecanismos más a tono con la política
social y los derechos reconocidos mundialmente a los que nuestro país se ha
comprometido a través de acuerdos y convenios. Aquí retomamos la preocupación inicial de por qué a unos les toca y a
otros no. Hagamos posible la inclusión y la mejora de las condiciones de retiro
para los universitarios, porque es claro que no hay mejor estímulo que una
pensión digna, hasta el fin de nuestra vida.
Mientras tanto, SEGUIMOS DICIENDO NO A LA FIRMA DE UN NUEVO CONVENIO CON
ISSSTESON Y SÍ A UN MAYOR COMPROMISO DE LA UNISON Y EL SINDICATO PARA CON LOS
ACADÉMICOS RETIRADOS. También decimos que debemos desligarnos del lastre de los
sindicatos charros y constituir un frente sindical independiente.
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