El Jubilado No. 80


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien en prehuelga instalado en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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De acuerdo con lo programado, previsto, anunciado, anticipado y dicho, se instaló el Comité General de Huelga del STAUS, por aquello de no te entumas. Aún resuenan las voces que, en algunos casos, en cuello pronunciaron “¡Sí, protesto!” queriendo indicar que estaban de acuerdo en apegarse a lo señalado en la reglamentación del caso. Una vez más se tuvo como escenario la fachada del Palacio de Gobierno y la rumbosa plaza que derrama su frescor y su oferta de chucherías de temporada así como espacio para protestas y proclamas. Es emocionante estar en el mero ombligo de la superestructura estatal donde el gobierno civil y el eclesiástico tienen como punto equidistante el quiosco donde antes con frecuencia había música de banda y ahora cacas de paloma y detritus varios de los que tanto los mercaderes del templo como los de palacio parecen no querer saber nada.

La sencilla pero emotiva ceremonia cumplió con el protocolo del caso y los reclamos sindicales sonaron fuerte y claro: se pide un incremento al salario del 8.2 por ciento más 2.5 por ciento en prestaciones, así como que se programen entre 100 y 150 plazas que la administración tiene embuchacadas de manera indebida y casi obscena; se exige directamente al gobierno estatal que deje de hacerse el occiso con la parte que le corresponde aportar del subsidio universitario porque paga de menos y que, según está convenido,  debe ser igual que el que otorga el gobierno federal, de suerte que el estatal nos hace de humo algo así como 100 millones de devaluados pesitos. Lo anterior sirve para resaltar los jugosos sueldos y prestaciones de goza la alta burocracia universitaria en tanto que los académicos viven con el Jesús en la boca mientras esperan las programaciones semestrales y el pago quincenal, entre otros motivos de susto y frustración.

Otro asunto verdaderamente relevante puesto en la mesa fue el del convenio modificatorio que quiere, insiste, exige, presiona y ahora propone entre fumarolas de azufre y maldiciones gitanas el ISSSTESON que se firme. Los universitarios dicen NO a la firma de un convenio leonino, plenamente joditivo y claramente recaudatorio que supone ceder derechos a cambio de atole con el dedo. A todo mundo le consta que el desabasto de medicamentos y materiales de curación es un padecimiento crónico degenerativo que se ha instalado en el ISSSTESON y que reclama víctimas a la par que mayores aportaciones y cuotas por parte de los derechohabientes.

Los sindicalistas universitarios parecen no estar dispuestos a seguirse chupando el dedo y reclaman no sólo respeto a las autoridades del gobierno y el ISSSTESON, sino también y de manera subrayada a las que representan la parte patronal. La administración universitaria tiene una deuda de claridad y de gestión con la comunidad que debe pagar sin falta, por el bien de la propia institución y de la sociedad sonorense en su conjunto.

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