Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien rojinegro en algún lugar de
la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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¡Huelga Habemus!, los
aires del asueto de Semana Santa y el ánimo vacacional pueden irse por un tubo,
tal como se fueron las intenciones de guardar las banderas y las cadenas un año
más. El STAUS junto con el STEUS decidieron devolverle las ninguneadas,
piquetes de trasero y mentadas de madre a la administración universitaria junto
con la reina del botox, y en un ejercicio de democracia y dignidad cruzaron las
papeletas de votación en el cuadrito donde ponía “huelga sí”, en medio de
sonrisas de satisfacción sindicalista y sudoraciones de la clase ratonera que
dice ser madura, razonable y sensata. La manipulación, si la hubo, cosechó un
fracaso rotundo y la base sindical pudo manifestar su sentir tras la larga y
dura abstinencia de lo “políticamente correcto” con que se embarra el perfil de
los sindicatos que, sin darse cuenta, dejan de serlo para convertirse en el papel
higiénico de las administraciones en turno.
Es posible que la
Semana Santa sea más barata y disfrutable en el Campus universitario que en las
soleadas y exclusivas playas donde se acostumbra a cobrar por cada metro lineal
que pisa el incauto paseante, permitiendo que el músculo gremial se fortalezca mediante
el ejercicio de un derecho que siempre ha sido y será cuestionado en la lógica neoliberal.
En tal caso, habrá que tomar aire y escupir enérgicamente en el ojo de los engendritos
que señalan con dedo acusador al sindicalismo que ejerce su derecho a huelga.
Para que sea más claro: el derecho de los estudiantes queda a salvo en los términos
del Reglamento Escolar mientras que el de los trabajadores en los de la Ley
Federal del Trabajo.

A la gobernadora le indigna que “los
estudiantes sean los más afectados”; sin embargo, deja de entregar completa la
parte que le corresponde al estado en el subsidio anual que aporta junto con el
gobierno federal, a partes iguales. ¿Tenemos un caso de indignación selectiva,
a conveniencia? Parece ser que los trabajadores y la UNISON como totalidad son
menos importantes de lo que se dice en momentos como el presente, cuando las
banderas de huelga han sido colocadas y el hartazgo ha encontrado su cauce.
Para aclarar este punto: tanto los trabajadores académicos como los manuales y
administrativos agrupados en el STAUS y el STEUS han resentido el
incumplimiento del gobierno y la falta de gestión de la propia administración
universitaria, apáticos y omisos los dos en sus obligaciones para con la
comunidad universitaria y ahora, nuevamente, tratan de echar por delante a los
estudiantes y manipular a la opinión pública para que la huelga quede como una
maniobra perversa que coarta las aspiraciones y el futuro de los jóvenes, como
si no existieran las previsiones necesarias para la feliz conclusión del
semestre mediante el ajuste de calendario, y como si el empleo decente, bien
remunerado y con seguridad social estuviera esperando a los recién egresados.
Usted, yo, todos sabemos que la realidad es otra. Los universitarios no tenemos
por qué aceptar culpas ajenas. Cada uno en su lugar porque en la Universidad debe
haber universitarios antes que universitufos.

Entendamos que un
estudiante es un sujeto en formación, un proyecto que puede hacerse realidad o
no y que los trabajadores universitarios contribuyen cada día con su esfuerzo para
que esto sea posible, pero ni los maestros ni el personal de apoyo les va a resolver
su futuro, el cual depende de las condiciones del mercado y de la capacidad de movilización
y conquistas de la clase trabajadora. En este contexto, las luchas de los
trabajadores por alcanzar mejores condiciones de vida hacen posible un mundo
laboral mejor para las futuras generaciones de egresados. Una huelga es enseñanza
práctica de lo que es la búsqueda de la justicia laboral y sirve para pavimentar
un tramo de camino hacia el futuro de los nuevos trabajadores. Si los
trabajadores universitarios asumen la responsabilidad de mantener informados a
los estudiantes, se espera de éstos al menos comprensión para nuestra lucha,
porque este es el futuro que seguramente habrán de enfrentar en el mundo real.
El rector y la gobernadora están
porque los sindicalistas “revaloren” las ofertas que la administración se
sirvió arrojar en la mesa de las negociaciones. Como es ya costumbre, se pide
madurez, moderación y capacidad de sonreír y dar las gracias tras un nuevo
piquete de trasero. En las guardias ¿llevará lonchera o simple bolsa de Ley? ¿Usted
está dispuesto a demostrar que tiene la camiseta sindical bien puesta y va a
resistir la austeridad huelguista, o se inclina a pensar que lo sensato y
razonable es exigir que, al menos, el dedo de la administración tenga vaselina?
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