El Jubilado No. 81 ...en huelga.


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien rojinegro en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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¡Huelga Habemus!, los aires del asueto de Semana Santa y el ánimo vacacional pueden irse por un tubo, tal como se fueron las intenciones de guardar las banderas y las cadenas un año más. El STAUS junto con el STEUS decidieron devolverle las ninguneadas, piquetes de trasero y mentadas de madre a la administración universitaria junto con la reina del botox, y en un ejercicio de democracia y dignidad cruzaron las papeletas de votación en el cuadrito donde ponía “huelga sí”, en medio de sonrisas de satisfacción sindicalista y sudoraciones de la clase ratonera que dice ser madura, razonable y sensata. La manipulación, si la hubo, cosechó un fracaso rotundo y la base sindical pudo manifestar su sentir tras la larga y dura abstinencia de lo “políticamente correcto” con que se embarra el perfil de los sindicatos que, sin darse cuenta, dejan de serlo para convertirse en el papel higiénico de las administraciones en turno.

Es posible que la Semana Santa sea más barata y disfrutable en el Campus universitario que en las soleadas y exclusivas playas donde se acostumbra a cobrar por cada metro lineal que pisa el incauto paseante, permitiendo que el músculo gremial se fortalezca mediante el ejercicio de un derecho que siempre ha sido y será cuestionado en la lógica neoliberal. En tal caso, habrá que tomar aire y escupir enérgicamente en el ojo de los engendritos que señalan con dedo acusador al sindicalismo que ejerce su derecho a huelga. Para que sea más claro: el derecho de los estudiantes queda a salvo en los términos del Reglamento Escolar mientras que el de los trabajadores en los de la Ley Federal del Trabajo.
  
A la gobernadora le indigna que “los estudiantes sean los más afectados”; sin embargo, deja de entregar completa la parte que le corresponde al estado en el subsidio anual que aporta junto con el gobierno federal, a partes iguales. ¿Tenemos un caso de indignación selectiva, a conveniencia? Parece ser que los trabajadores y la UNISON como totalidad son menos importantes de lo que se dice en momentos como el presente, cuando las banderas de huelga han sido colocadas y el hartazgo ha encontrado su cauce. Para aclarar este punto: tanto los trabajadores académicos como los manuales y administrativos agrupados en el STAUS y el STEUS han resentido el incumplimiento del gobierno y la falta de gestión de la propia administración universitaria, apáticos y omisos los dos en sus obligaciones para con la comunidad universitaria y ahora, nuevamente, tratan de echar por delante a los estudiantes y manipular a la opinión pública para que la huelga quede como una maniobra perversa que coarta las aspiraciones y el futuro de los jóvenes, como si no existieran las previsiones necesarias para la feliz conclusión del semestre mediante el ajuste de calendario, y como si el empleo decente, bien remunerado y con seguridad social estuviera esperando a los recién egresados. Usted, yo, todos sabemos que la realidad es otra. Los universitarios no tenemos por qué aceptar culpas ajenas. Cada uno en su lugar porque en la Universidad debe haber universitarios antes que universitufos.


Entendamos que un estudiante es un sujeto en formación, un proyecto que puede hacerse realidad o no y que los trabajadores universitarios contribuyen cada día con su esfuerzo para que esto sea posible, pero ni los maestros ni el personal de apoyo les va a resolver su futuro, el cual depende de las condiciones del mercado y de la capacidad de movilización y conquistas de la clase trabajadora. En este contexto, las luchas de los trabajadores por alcanzar mejores condiciones de vida hacen posible un mundo laboral mejor para las futuras generaciones de egresados. Una huelga es enseñanza práctica de lo que es la búsqueda de la justicia laboral y sirve para pavimentar un tramo de camino hacia el futuro de los nuevos trabajadores. Si los trabajadores universitarios asumen la responsabilidad de mantener informados a los estudiantes, se espera de éstos al menos comprensión para nuestra lucha, porque este es el futuro que seguramente habrán de enfrentar en el mundo real.

El rector y la gobernadora están porque los sindicalistas “revaloren” las ofertas que la administración se sirvió arrojar en la mesa de las negociaciones. Como es ya costumbre, se pide madurez, moderación y capacidad de sonreír y dar las gracias tras un nuevo piquete de trasero. En las guardias ¿llevará lonchera o simple bolsa de Ley? ¿Usted está dispuesto a demostrar que tiene la camiseta sindical bien puesta y va a resistir la austeridad huelguista, o se inclina a pensar que lo sensato y razonable es exigir que, al menos, el dedo de la administración tenga vaselina?

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