El Jubilado No. 88


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien que ya mero sale de su asombro, en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Pues nada, que en el pasado CGD (lunes 29 de abril) se nos explicó con tono didáctico y ad nauseam el milagro del crédito y la riesgosa ociosidad del dinero (del fondo de pensiones dispuesto en la Cláusula 160 del CCT) que no se usa para préstamos. Déjeme y le digo: resulta que si se toma una parte del fondo para fines de préstamo a los académicos para compra de vivienda, el fondo no se mueve ni la parte tomada hace que disminuya el resto y ni siquiera sale del fondo, porque sigue siendo “para el pago de la pensión complementaria”. Es decir, tomamos una parte y resulta que no la tomamos, porque la parte que tomamos sigue ahí. ¿Usted le entendió? ¿No? Si la respuesta es NO, quiere decir que es tonto de capirote, ya que, aunque está clarísimo que el objeto del fondo es otorgar la pensión complementaria al académico retirado, resulta que el hecho de tomar una parte para préstamos de vivienda ni desvía el fondo del objeto para el cual fue creado ni lo descompleta aunque se tome una parte para otros fines, por más que tal cosa aparente contradecir lo establecido en la citada cláusula 160, la lógica aristotélica, el sentido común y el conocimiento convencional de la suma y la resta, resulta que 4-1=4 (o quizá 5). ¿Quedó claro?

Pero, independientemente de que el planteamiento pueda presentar fallas en su argumentación atribuibles al empleo de una muy particular versión de la teoría de la argumentación, consistente en la repetición de un argumento una, diez, cien o mil veces hasta que el auditorio se familiarice con lo dicho y acabe por ceder por cansancio, aún queda algo por dilucidar: quién va a otorgar el préstamo, ¿el banco, el propio sindicato, Dios?

Si es el banco, entonces debe suponerse que actuará conforme los esquemas planteados en su página de Internet, que son comunes al resto de las instituciones crediticias famosas por su propensión a la usura (Consideremos una tasa de interés de poco más del 11%), lo que garantiza, de alguna manera, la recuperación de lo prestado “haiga sido como haiga sido” (Calderón dixit). ¿Usted sabe lo que es tener un banco tras sus huesos en actitud beligerante? En este caso, ¿qué necesidad había de colar en la Cláusula XXXII (del convenio de revisión contractual 2019) la puntualización de que “una opción a considerar es el préstamo para vivienda”, si la propuesta que hicimos considera y está abierta a cualquier “opción segura”, partiendo de la responsabilidad legal de la entidad administradora del fideicomiso?

Si es el propio sindicato, ¿va a sacar del fideicomiso bancario una cierta cantidad de dinero para fines de préstamo? ¿Con base en qué estudio actuarial se toma esta iniciativa? ¿El banco va a seguir siendo responsable de la parte tomada, o la va a descontar del monto total? ¿La Comisión Mixta UNISON-STAUS va a ejercer funciones de prestamista? De ser así, ¿con qué marco legal? ¿Qué mecanismos de recuperación existen y están disponibles en nuestra organización, más allá de las buenas intenciones “solidarias” con quienes no tiene casa propia? ¿Acaso no es responsabilidad legal del patrón proveer lo necesario para dotar de vivienda a sus trabajadores?  ¿Ahora se trata de apoyar “solidariamente” a la administración cumpliendo con responsabilidades que le son propias? En todo caso, ¿la “solidaridad” sólo debe ser de los jubilados hacia los activos, tras más de 30 años de cotizar y luchar por nuestra organización? En el ámbito interno sindical ¿es pertinente utilizar como forma de presión el argumento de que “los jubilados no tienen relación laboral con la Universidad"? ¿Cuándo se invirtieron los valores del sindicalismo y del significado del sistema de reparto solidario en materia de pensiones? Nos parece que la exigencia debe ser, ahora y siempre, que la Universidad cumpla con sus obligaciones legales, éticas y contractuales; entre otras cosas, gestionando los recursos necesarios para tal fin. ¿Qué tal si empieza cumpliendo con lo dispuesto en el CCT?

La última opción de las aquí consideradas es Dios. En este caso, la tradición recomienda comprar cachitos de lotería o un democrático Melate. Y usted ¿a cuál le va?

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