El Jubilado No. 91


El Jubilado
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien que tose con nerviosidad en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
Número 91 - mayo de 2019
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Pues ¿queeeeeeé le parece? Nuestros compañeros sindicalistas integrantes de la Junta Directiva del ISSSTESON, presididos por quien fija la agenda, establece y documenta la línea y decide la ruta de las acciones que debe seguir el Instituto al servicio de la economía de la administración de doña CPA, un sicario financiero conocido por el mal nombre de P.A. (el perro) Contreras, decidieron dar carpetazo a la seguridad social en Sonora y empujar a los “derechohabientes” a la búsqueda de opciones privadas en materia de salud y pensiones, so pena de morir en medio de una crisis de insolvencia en tiempos en los que se quiere tener dónde caerse muerto.

¿Había que poner en su lugar a los salidos del huacal neoliberal del encarecimiento de los servicios del ISSSTESON mediante el espeso truco de abaratar la pensión de tal suerte que fuera inútil para resolver el resto de la vida del “beneficiado”? ¿Había que demostrar que con el sistema no se juega y que la ley, vista de cerca no se parece a un cerco de alambre de púas, por lo que se la puede pasar por el arco del triunfo en medio de expresiones de gozo casi orgásmico y de sádica salivación por la presa lograda: palo a las demandas de nivelación pensionaria, palo a las pensiones universitarias, palo a la seguridad social sonorense y palo a las expectativas de vida digna de los trabajadores universitarios? ¡Palo, palo, palo y palo!

Así las cosas, la paliza recibida y por recibir sugiere el siguiente escenario: supongamos que usted es un universitario con poca antigüedad en la institución, no piensa en la jubilación porque es joven y ganoso, soltero sin compromisos y bohemio de afición y, francamente, le importa un rábano eso de la salud, las pensiones y jubilaciones y jamás votaría por huelga en caso de que este fuera el reclamo principal. Pero, pasa el tiempo y resulta que se compromete, contrae matrimonio, tiene hijos y grasa abdominal. Aquí aparece el ISSSTESON, las cláusulas del contrato colectivo acordes a sus nuevos intereses y, tras una cierta trayectoria, se encuentra con canas, achaques y ganas de volverse chango cuando se entera de que, a partir del 1 de mayo, tiene derecho a una pensión de apenas una tercera parte de los ingresos que esperaba recibir mensualmente debido a los alegres cálculos hijos del optimismo sindical. Si pensaba rascarle la panza a 30 mil devaluados pesos, se tendrá que conformar con sobar democráticos 8 mil. He ahí el crujir de huesos y el rechinar de dientes.

Pronto descubre que hubo una reforma a la ley del ISSSTESON que no debía afectarle porque usted había entrado a trabajar bajo otro marco legal, y que existe un contrato firmado que establece cuánto deben descontarle y a qué tiene derecho como afiliado al ISSSTESON (y que además debe pagar a AXA por un seguro de gastos médicos mayores que le hace la chamba al ISSSTESON en eso de no darle el servicio por el que le descuentan cada quincena). Se da cuenta de que cada día de pago lo llevan al baile de la simulación, la complicidad y el manoteo de sus ingresos, porque la clave institucional es la opacidad, la desinformación y la discrecionalidad. Voltea para los lados sindicales y, a veces, no ve nada… nadita de nada. Hay una zona de silencio que aísla la franja de la protesta, el encabronamiento por justa razón y el rechazo a las políticas neoliberales que atosigan a la universidad. Pero pronto se entera de que su inconformidad debe ser supervisada, administrada y manejada por alguien que no es usted. Se le pide que espere, que no la haga de tos, que ya se está viendo la salida al problema, que no conviene que se moleste el gobierno o la administración universitaria o los dos. Si nota que se le introduce un cuerpo extraño, no pegue de gritos, relájese y pida vaselina.

Usted recuerda con asombro cuando le reclamó a los profesores viejos por qué tardaban tanto en retirarse, y a los jubilados por qué tardaban tanto en morirse. Viene a su memoria cuando les pidió solidaridad a los jubilados para que cedieran los recursos del fondo de pensiones para que usted pudiera tener en propiedad una casa, olvidando que el fondo es única y exclusivamente para el pago de la pensión complementaria, de acuerdo con el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT). Añora los tiempos en que ordeñaba la ubre sindical y gozaba con ser cliente asiduo de sus derechos y prerrogativas, sin pensar en el futuro que hoy ya lo alcanzó.

Surge en su mente acalenturada la pregunta “¿por qué no apoyé la lucha por aumentar el fondo para las jubilaciones, la despensa, o hacer extensivos a los académicos retirados los logros del CCT? ¿Por qué los excluí? ¿Por qué me valió madre la solidaridad generacional?” Ahora recuerda a los jubilados de generaciones anteriores a la suya y entiende lo que antes se negaba a entender. Se da cuenta que se perdió una batalla importante porque a nadie o casi nadie le importó luchar por el futuro, por la seguridad social como derecho laboral, social y humano. Todo mundo (o casi) estaba atrincherado en su burbuja de cómoda enajenación.

Pero como dijo Perogrullo, ayer fue ayer y hoy es hoy. “Houston, we have a problem”. El jubilado reciente piensa: “el ISSSTESON nos acaba de apuñalar por la espalda, ni chanza de usar el retrovisor porque hubo un tiempo en el que no pensábamos necesitarlo. Los jubilados de antes nos ven con simpatía, con solidaridad y, por qué no decirlo, con cierta pena porque el problema que tenemos hoy no se compara con el que tuvieron ellos y que a nosotros nos valió gorro”.  

Pero seamos propositivos:  el derecho que asiste a los universitarios cobrará vigencia y visibilidad en la media en que entendamos que no le debemos nada al ISSSTESON o al gobierno del Estado, quienes nos han traicionado, han incumplido sus obligaciones y nos han defraudado. Que tenemos derechos irrenunciables, exigibles y completamente defendibles. Nos negamos a ser víctimas del gobierno jodidamente neoliberal y que creemos que se hace camino al andar en la 4ª transformación nacional, y que depende de todos nosotros hacerla realidad. Que el atropello groseramente ilegal del ISSSTESON contra la Universidad es parte de los retos que debemos afrontar y que sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Que debemos hacer valer legal y políticamente el Contrato de prestación de servicios vigente con el ISSSTESON y que, consecuentemente, debemos emprender acciones legales (como puede ser el amparo y la demanda contra el ISSSTESON por incumplimiento de contrato), así como medidas políticas en defensa de nuestros legítimos derechos. No podemos ser considerados y tímidos con quien nos agrede tan brutalmente. La unión hace la fuerza.

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