El Jubilado No. 122


El Jubilado
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien nuevamente con cara de What?, en algún lugar de periferia de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
Número122 - diciembre de 2019
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 Mes de diciembre, mes de aguinaldos y de propósitos frustrados. Mes de alergias y vacunas contra la gripe en el que la nostalgia ya no es como antes y donde a los administradores locales del circo del progresismo “democrático y participativo” les crecen los enanos y se encogen las jirafas.

Temporada donde la liquidación de la ética tiene por mercado congresos y ponencias, discursos y comidas, tribunas y escenarios al igual que poses y actitudes, demostrativas de que “mi moral no es como la tuya y mi verdad tiene el derecho de descalificar y apalear a la tuya”. Tenemos un tiempo donde la caza del enemigo pasa por combatir la diferencia, el enfoque distinto, la manifestación de la divergencia: ¿El que no está conmigo está contra mí?

Sí, sabemos que toda oposición es incómoda, pero en una organización la palabra “democracia” tiene sentido en la medida en que el ejercicio de las libertades, empezando con la de la expresión, esté garantizado en la letra y en la práctica cotidiana, sin cortapisas ni amenazas de mordazas impuestas en tal o cual “código de ética” cuya propuesta tiene un incuestionable tufo autoritario.

En El Jubilado nos pronunciamos por el respeto a la diferencia, por la inclusión y por la libertad del decir y del actuar de todo miembro de nuestra organización sindical, con altura de miras, con verdadero espíritu universitario, guiados por los principios plasmados en el Estatuto sindical y por aquellos que animan el quehacer de la Universidad de Sonora y la defensa de los derechos de los trabajadores, así como la civilidad que exigen las actuales transformaciones políticas y sociales del país.

La experiencia histórica demuestra que en el plano local, nacional y mundial todo esfuerzo por limitar los derechos sociales y políticos tanto ciudadanos como sindicales está condenado al fracaso. Queda claro que toda oposición al lo nuevo genera reacciones que solamente ponen en evidencia mentalidades trágicamente conservadoras y malas prácticas en el seno de las organizaciones: cualquier forma de represión da cuenta de esto.

Es evidente que la corrupción en cualquiera de sus formas va de la mano de la aversión al cambio, y eso justamente es lo que hay que señalar y corregir, aunque resulte incómodo. La represión como respuesta a la oposición es un error histórico que siempre termina por pagarse. Lo deseable en la organización es que la honestidad, claridad en los planteamientos y congruencia en el actuar sean la guía en la conducta de todos. Se hace camino al andar.

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