El Jubilado No. 93


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien con alergia a los pendejos, en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Ufano, el trivial y patibulario director Perro Contreras se lanza con todo el empaque que tiene a propinar otro golpe mediático a la sufrida Alma Mater UNISON, aquella de los aguiluchos del saber y los tacos con sabor, los que unidos han de estar (los aguiluchos) para enfrentar una pertinaz lluvia de excremento que está lanzando contra nuestra casa el citado pequeño y repulsivo homúnculo que anida en el ISSSTESON, y que dicta la línea a seguir por la pandilla de charros y burócratas nalgas planas que parasitan la Junta Directiva de ese organismo que en sus buenos tiempos proveía la seguridad social de los sonorenses. Nada significa que la aplicación de la ley no puede tener efectos de manera retroactiva, poco importa que las reglas de relación entre el ISSSTESON y la UNISON estén contenidas en el actual Contrato de Prestación de Servicios, vigente desde 1990, que establece a qué tenemos derecho y a qué estamos obligados. Les importa un rábano que se violente el estado de derecho porque se sienten por encima de la ley, intocables, casi divinos, envalentonados por un fallo espurio de la SCJN (la jaula de las locas) que están aplicando mal y de mala manera a juzgar por los efectos perversos del recorte de las pensiones y las amenazas llaneras de una “desafiliación” que legalmente está fuera de sus facultades.

Juegan con fuego y no de ese que sale en los labios de los calenturientos, sino de aquél que la leyenda refiere como el iniciador de tormentas sociales que alientan terremotos políticos; de revueltas y asonadas sociales cuyo ingrediente principal es el encabronamiento ciudadano, la desesperanza y el ultraje mil veces soportado hasta llegar a la frontera del ¡Basta! Un pueblo ofendido tiene un límite, que es fácil de detectar cuando el usualmente indolente y el huevón y acomodaticio salen a la calle y marchan. Dime cuánta gente se moviliza y te diré qué tan cerca estamos del precipicio social, de las respuestas sin dilaciones, de las evidencias claras y distintas de que el horno social no está para empujones ni mamadas de abusones y enanos mentales.

El pequeño y trivial perro Contreras en uso de sus facultades de Maquiavelo de pacotilla y de bolsillo de la señora gobernadora, quien gobierna por encargo de Don Beltrone y la santa mafia pedorra del prianismo residual y prostibulario que aún nos aqueja, atiza golpes de fácil devolución a la cara de los derechos humanos, sociales y laborales de los trabajadores universitarios, independientemente de tener un rector anodino, nachas guangas, proclive a ponerse en posición pa´servir al patrón de Palacio. Se ceba en la timorata condición de la administración universitaria y rabia de frustración al ver que, después de todo, existe sindicalismo que a pesar de las apariencias aún puede generarle problemas al no estar tan dispuestos a servirle de tapete.

Si me pregunta si debemos estar unidos y jalar con la administración, le diré que mejor ella jale con nosotros los universitarios de a pie, los que sufren el recorte de las pensiones, los que están amenazados con recibirlo, los que no cuentan con el medicamento que necesitan y lo buscan un día sí y otro también, los que se las apañan con pensiones ridículas producto de sueldos achaparrados por el tope salarial y el costo de los bienes de consumo familiar. Que el rector y sus empleados jalen con nosotros aceptando que el sindicato decida el destino de las cláusulas de monto fijo, que se incremente la despensa, que se respete el contrato colectivo de trabajo, que realmente se sienta la obligación moral de estar unidos los aguiluchos del saber y ser, sin maquillajes, esas falanges del honor que necesita Sonora y el país. No puede haber unidad sin respeto ni apoyo solidario entre las partes.

No es posible estimar y respetar a un rector que busca plegarse a los designios del gobierno en turno, que se limpia con la autonomía, que no respeta a la comunidad que legalmente representa ni se da a respetar por las instancias de autoridad ajenas a la universidad. En este momento de crisis, la cara universitaria adquiere con fuerza y definición los rasgos del sindicalista universitario. No podemos ni debemos fallar. Se acabó el margen de la autocomplacencia y las tentaciones de corruptelas y complicidades. O somos o no somos.

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