Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien con cara de What?, en
algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Como una celebración
previa al día del Maestro, el auditorio del Postgrado en Derecho se vistió de gala
y el invitado a dicho evento, Ciro Montalvo Corral, asesor del ISSSTESON y
pensionado de lujo, dictó enjundiosa ponencia (¿avance publicitario?), así como
las hace NISSAN o la conocida Funeraria San Martín en distintos escenarios
universitarios, en la que se promovió la firma del tan traído y llevado
convenio con el ISSSTESON. Se llegó a decir que una salida sería que el sindicato
cediera el fondo para pensiones complementarias como abonito a cuenta del
ajuste necesario para ponernos al día y a la vanguardia con el citado organismo
de seguridad social. Una conocida exdirectora de división hizo las veces de comentarista
y maestra de ceremonias, contándose con la presencia tanto de algunos
connotados ejemplares de la historia burocrática de la UNISON como diversos
maestros al borde del retiro, entre otros distinguidos circunstantes. En el
auditorio el ambiente era caldeado seguramente por la naturaleza del tema a
tratar y la ausencia de ventilación que, como se sabe, puede afectar la salud tanto
física como mental de quien lo sufre.
¿De dónde partió la idea? ¿Quién
convocó? ¿A quiénes? ¿Cuál fue el propósito? No lo sabemos con precisión. Sólo
queda la impresión de que se hace trabajo para convencer a sectores
universitarios, sensibles por la edad y circunstancias, de que lo mejor es
ceder a los empujones del señor director del ISSSTESON, cuya obsesión es y ha
sido doblegar a los universitarios y hacerlos firmar un convenio modificatorio
que nos pondría en la línea recaudatoria de la Ley 38. Nosotros pensamos que una mejor idea es la de que la UNISON reporte el
total de los ingresos de los trabajadores y que, sobre esta base, se apliquen
los porcentajes de cuotas y aportaciones que dispone el actual contrato, es
decir, un total de 26 por ciento sobre el sueldo integral, correspondiendo a
pensiones y jubilaciones el 8 por ciento. De esta manera, no se modificaría el
contrato en perjuicio de los trabajadores y se incrementaría la base de
cotización de acuerdo con lo que dispone la ley. La administración
universitaria gestionaría los recursos
necesarios para cumplir con esta obligación y, sobre todo, la entrega completa de la parte del
subsidio que corresponde al gobierno del Estado y asunto arreglado.

Suponemos que el
rector en un arrebato de dignidad podría actuar en defensa del actual contrato
y no comprometer el futuro financiero de la Institución, a pesar de los
ladridos que se sirvan lanzarle y la fea sensación de estar durmiendo con el
enemigo. Bueno, al menos compartiendo la idea gubernamental de que “debemos actualizar
el convenio” para que se “armonice” con la ley recaudatoria de Bours. En este
contexto, consideramos prudente enviar a rectoría una buena porción de ajos y
crucifijos, a fin de conjurar el peligro de enfrentar a una pandilla de
chupasangre en pleno furor alimenticio. Las estacas, los mazos y los
instrumentos para cortar cabezas los ponemos los sindicalistas.
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