El Jubilado No. 99


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien al borde de un ataque de necios, en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Estamos en plena temporada de ofertas de aparatos de aire acondicionado y de membresías para algún club que vende al mayoreo de todo y para todos; tiempos de cólera reprimida y de abusos caídos y por caer sobre el ciudadano de a pie; faramallas administrativas y cortes comerciales con sabor a náusea alienígena y alergias al polen y a las condiciones del clima político que contribuyen a enturbiar las aguas de la seguridad social y los costos de la vida en tiempos del prianismo que se niega a morir.

“La jubilación, Sancho, es uno de los más preciados dones que los dioses concedieron a los mortales, en tiempos en los que el trabajo era la piedra angular del cambio social y base de la prosperidad de las naciones, ahora venida a menos por obra y gracia de los saqueadores de los fondos pensionarios y de las arcas públicas sin seguro actualizado, según las normas de la moral pública y las buenas costumbres, dispuestas para el escrutinio de la cleptomanía hecha gobierno.”  Don Quijote cabalga por las arideces judiciales, las estrecheces legislativas y los abusos ejecutivos de Sonora, poniendo cara al clima y las circunstancias, mientras los sindicalistas universitarios proponen que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes del primero de mayo (día del trabajo que el gobierno local celebra apuñalando pensionados y jubilados en el altar de ISSSTESON, según el rito pagano del neoliberalismo fondomonetarista y pavlovicheano), y que se realicen negociaciones con la asistencia de los diputados con camisa de fuerza constitucional y exhortos como vía de expresión de una existencia reducida a su mínima expresión: pequeña mayoría que empolla el huevo de la frustración legislativa y la semiparálisis de la representación popular.

Juego de máscaras fundido en claroscuros más oscuros que claros en materia de la verdadera situación de los fondos del Isssteson y su horizonte de proyecto: ¿privatización?, ¿quiebra obligada por el imperativo de liquidar bienes y servicios públicos para favorecer al mercado?, ¿mecanismo para dar marcha atrás en el Sonora prianista a la lucha por el cambio emprendida por AMLO en el nivel nacional?, ¿operación doméstica de la contrarrevolución funcional al dogma del Mercado sobre el Estado? Lo cierto es que aquí se juega el futuro de al menos una generación de trabajadores universitarios atrapados en el discurso de la legalidad inconsecuente del manipulador y el falsario.

Se sabe que el gobierno ha escamoteado el presupuesto destinado al sostenimiento de la UNISON,  que despliega una campaña de descrédito en los medios, que busca afanosamente crear una crisis financiera y una reducción en sus posibilidades de desarrollo; aquí la pregunta obligada es si los universitarios van a ceder a la presión y caerán en el garlito de “los abonos chiquitos para pagar poquito” que ofrece Elektra, digo, ISSSTESON y la propia administración del Alma Mater, representada por un rector que declara estar de acuerdo en pagar más y apegarse a lo que dice la ley de Bours, en peligrosa aceptación de lo que exige el perruno sujeto que regentea el ISSSTESON por encargo de la gobernadora. ¿Lograrán convencer a los “búhos” de anteayer y de ayer? ¿Los profes de las nuevas generaciones tendrán idea de las diferencias entre el marco legal anterior y el que se nos presenta con la reforma de Bours? ¿seremos capaces de impulsar o apoyar una reforma a la ley que nos favorezca y al mismo tiempo garantice la viabilidad operativa del ISSSTESON? ¿Seremos capaces de defender nuestro derecho y, en el momento apropiado, accionar en vez de reaccionar? ¿Dejaremos de ser víctimas pasivas del gobierno y tendremos capacidad de iniciativa y de acción política?

Sueños guajiros que resaltan el maquillaje que lucen los redentores de guarache en el campus universitario: “dejémonos de romanticismos sindicalistas y paguemos ya lo que exige ISSSTESON”, “yo me quiero jubilar y quiero que me arreglen de ya la situación, así que si hay que firmar ese convenio pues a firmarlo sin seguir haciéndola de tos”, “ya firmen ese jodido convenio, ya firmen cabrones”. Cuando la lumbre llega a los aparejos de los activistas progresistas y revolucionarios que terminaron siendo funcionarios (y que regresaron a su base con canas, flatulencias y otros aires de grandeza y distinción “académica”), chillan como mujercitas decimonónicas y en coro coinciden con el rector: “hay que actualizar el convenio, como lo señala el señor director del ISSSTESON”. Queda claro que las ratas son las primeras en abandonar el barco… aunque hay capitanes que les ganan en apuro.

Seguimos diciendo NO a la firma del convenio en tanto las condiciones no favorezcan a los trabajadores. Pensamos, asimismo, que la universidad debe reportar la totalidad de los ingresos de los trabajadores y sostener el porcentaje de cotización establecido en el actual contrato. En este caso, deberá la administración gestionar los recursos financieros necesarios para cubrir los pagos requeridos y compensar los cargos sobre el sueldo de los trabajadores, lo cual supone un incremento al subsidio y una nivelación salarial. ¿Se podrá? ¿Queremos y podemos hacerlo posible?

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