El Jubilado No. 114


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien con cara de “joven” en algún discreto lugar en la periferia de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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¿Ya vio qué tan jóvenes aparecen los candidatos a secretario general de las planillas, sobre todo la nuevecita Dorada-Azul? Seguramente en vez de una nueva toma de posesión tendremos una fiesta de quince años, o pudiera ser de diez, considerando que el joven candidato (what?) no se cuece al primer hervor en estos menesteres de dirigir un sindicato al frente, al lado o detrás. Al respecto, resulta ilustrativa la nota que se publicó en septiembre de 2009 cuya imagen y liga compartimos en seguida, con la seguridad de que a usted le va a gustar:  http://elchiltepin.mx/nota.php?idnota=2415

Debemos entenderlo: cuando algunos se logran encaramar arriba de un ladrillo sindical adquieren una especie de adicción que los obliga compulsivamente a seguir estando ahí, bajo la cálida luz de los reflectores, en la cercanía de los micrófonos, en la penumbra de las negociaciones de las que afuera sólo se conocen los resultados y la noción de que hay que apechugar porque las cosas son así (en los últimos tiempos tenemos que, rollos aparte, ha habido respeto absoluto a los topes salariales, obediencia en los hechos a las reformas unilaterales del EPA, acatamiento sin decir ni pio de las medidas de austeridad selectiva de la administración universitaria, ninguneo de los pensionados y jubilados bajo el supuesto de que “no tiene  una relación laboral con la institución”, por lo que chupan faros en una buena cantidad de derechos adquiridos, entre los que se cuentan los beneficios del fondo mutualista, los vales para libros, el incremento de la despensa, becas, descuentos y otros; pudiéramos agregar luchas que no se han dado, como los incrementos a la pensión de acuerdo al concedido en las negociaciones salariales y los aumentos nacionales al salario mínimo, o si se quiere, la pensión dinámica, así como la garantía de equidad y visibilidad al interior del propio sindicato, sin condiciones mañosas ni trabas. ¿Estamos descalificando a algún compañero? No. Lo que hacemos es señalar que todo llega a su fin y que es de sabios reconocerlo para no ser obstáculo en el avance y fortalecimiento democrático de la organización.

Resalta que en estos diez últimos años, quizá de manera involuntaria, se han creado clientelas antes que militantes del sindicato, y  no se han podido formar cuadros que, bajo la perspectiva del líder y propietario de la corriente en el poder, merezcan ser dejados caminar por su propio pie y tomar sus propias decisiones que, equivocadas o no, suponen cambio generacional y aires democráticos por el simple mecanismo del relevo, avalado por una base sindical que decida libremente, sin recaditos, promesas ni presiones.


Da la impresión de que, en materia electoral y de conducción de la organización, se ha sufrido de la contaminación política del neoliberalismo charrificante que criticamos fuera, en el PRI, PAN y PRD, principalmente. La vida sindical padece de anemia y una buena dosis de opacidad, y sólo se reacciona cuando el ataque de la administración universitaria o estatal llega a los bolsillos de los sindicalistas, quienes no defienden valores o principios, sino intereses individuales de corto plazo: “¿Me afecta? Reacciono. No me llega, lo ignoro”.

En esta elección 2019-21 se presentan tres planillas, en donde somos los mismos en tanto miembros de un mismo sindicato y al servicio de la misma institución. Tenemos diferencias pero no de carácter antagónico. Diferir o disentir es natural y deseable entre seres racionales. Aquí no sólo somos compañeros sino en muchos casos amigos. Universitarios todos.

Queda claro que los obstáculos a vencer son la antidemocracia, el estancamiento, la opacidad, la deslealtad y el engaño. Creemos, con todo respeto, que la Corriente Dorada dejó de ser opción, independientemente de con quiénes se pueda aliar en la presente contienda electoral. Se estancó, creó clientelas, empobreció el discurso y la acción sindical al desnaturalizarlo y convertirlo en un remedo
coyuntural capaz de acomodarse a lo que sea aunque guardando la apariencia de “combativo y democrático”. Nadie duda de su experiencia y conocimiento, pero es hora de retirarse de la dirección. Estamos en tiempos que exigen cambios verdaderos y nuevos aprendizajes de cara a la amplia base sindical.

Usted decidirá libre y reservadamente si su opción es la planilla Café o la Negra. Tiempo de hacer memoria y valorar el momento. La moneda sindical está en el aire. Mientras tanto, corro a servirme un aromático café.

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