El Jubilado No. 120
Información picuda y activa contra
mentalidades chatas y pasivas, editada por alguien con memoria, en algún lugar de
la periferia de la Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
-----
¡Córcholis, zambomba, rediez! Y usted
se preguntará ¿a qué viene eso?, y le contestaré que “nomás”. Sucede que las
condiciones por las que atraviesa el sindicalismo universitario ameritan una,
dos o tres o muchas expresiones que, fuera de contexto, pudieran resultar
absurdas, crípticas y sin sentido. Tras esta insólita, impactante y
sorprendente introducción vamos a lo que vamos:
En el número 119 de El Jubilado celebramos la puesta al día
del sindicalismo académico bajo los auspicios de la alianza aureoceleste que,
por mandato popular llegó al Comité Ejecutivo una vez más en la reciente
edición de la redundancia electoral a que estamos acostumbrados, y hacíamos
notar la importancia de la inauguración de la “Escuela de formación sindical”
donde CENPROS tiene el papel de guía, maestro y profeta.
El detalle de que CENPROS haya
entrado hasta la cocina del STAUS de la mano de la propia dirigencia sindical
creo que justifica nuestra preocupación. ¿Se imagina que de pronto nos demos
cuenta de que, gracias a la actualización o armonización formativa, las gorras con el logo del STAUS ya no van a
lucir en los desfiles y manifestaciones sino esos bonitos sombreros de ala
ancha comúnmente asociados a la muy folclóricas artes de la charrería?
Mediante esta naciente alianza o
acuerdo de colaboración formativa en materia sindical con CENPROS, va a resultar
que la CTM y nosotros tendremos una misma fuente de inspiración y guía, por lo
que el concepto “charro” seguramente se revalorará al interior de la organización
mediante sesudas explicaciones en Power Point y descubriremos el maravilloso
mundo de las coincidencias en la lucha “por los trabajadores”. Así las cosas, llegará
el momento en que nos preguntemos ¿para qué quedarse con conceptos e ideas
obsoletas, rencorosas, desconfiadas y excluyentes respecto a la lucha de clases?
En la gorda bodega del arca del “nosotros” cabemos todos, ¿o no?
Desde luego que los razonamientos podrán
pasar por la cómoda explicación de que, si los dirigentes fueron electos
democráticamente no tiene caso cuestionar sus decisiones, acuerdos, pactos o
alianzas con otras organizaciones, autoridades o grupos, porque “si están en la
dirección es porque la gente quiso que estuvieran”. Pero este es un pensamiento
mágico opuesto a la racionalidad de la política laboral del nuevo gobierno
federal, donde los trabajadores deciden en cada momento el rumbo de su
organización, y la obligación de rendir cuentas es por ley.
El sindicalismo universitario debe
enterarse de que en la Cuarta Transformación que impulsa el actual gobierno ya
no va a haber propietarios de las organizaciones, que los puestos no son
patrimonio de personas o grupos, que un puesto sindical no es hereditario, que
las finanzas sindicales no se van a poder ocultar tras el velo de los amparos, que
los contratos colectivos deberán estar avalados por la base sindical, y que
todo lo que sube tiene que bajar.
Y usted ¿está listo para avanzar o ya
se ve estrenando sombrero?
-----ooo-----
Comentarios
Publicar un comentario