El Jubilado No. 124


Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien con espíritu navideño en algún lugar periférico de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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 ¡Albricias, cerramos el año con el nuevo convenio con ISSSTESON y nuevo contrato de Gastos Médicos Mayores con AXA! ¿Qué más le podemos pedir a la vida, a la Universidad y al sindicato? Pues bien, desde este modesto lugar deseamos a nuestras legiones de lectores y colaboradores espontáneos una feliz Navidad y un próximo año lleno de repeticiones fantásticas: nuevas cuotas… y nuevas cuotas; nuevos logros en la defensa del ISSSTESON y la administración universitaria, que aporten tranquilidad para sus siempre preocupados y quejumbrosos administradores, y para nosotros, activos, en suspenso y jubilados y pensionados, como dijo Kalimán, serenidad y paciencia.

El año que concluye aportó lecciones importantes, pero como no estamos para que nos enseñen quizá dejemos de lado el hecho de que algunos de nuestros compañeros sufren las de Caín cuando andan de oficina en oficina, de antesala en antesala y de consultorio en consultorio buscando el medicamento, la atención médica y los servicios y prestaciones necesarios, y no pocas veces urgentes, que se supone pagan nuestras cuotas, sea al ISSSTESON o a la aseguradora de cabecera de la Universidad y el sindicalismo, AXA.

Tenemos compañeros académicos que, estando enfermos, han tenido que pasar por el filtro y las condiciones de una aseguradora que lo único que tiene seguro es la ganancia que le proporcionamos puntual y vacunamente en la UNISON: nuestra salud está en manos del comercio organizado disfrazado de apoyo invaluable e imprescindible (¿qué sería de nosotros sin AXA?), gracias a que no recibimos lo que merecemos (¿o sí?) por parte del ISSSTESON y por lo que tenemos que pagar cuotas más altas por un nuevo convenio y cuotas más altas por la renovación de las pólizas. ¿Una piedra en el camino me enseñó que mi destino era pagar y pagar…, pagar y pagar?

¿Necesitamos que se nos recete una bonita e ilustrativa presentación en Power Point para entender que la seguridad social no es un derecho sino un negocio y, por tanto, algo opcional, a contrapelo de los derechos laborales y sociales internacionalmente reconocidos, porque las circunstancias lo hacen obligatorio e imprescindible? ¿Es más fácil y rápido pagar dos veces (o lo que sea necesario) por servicios que supuestamente representan una conquista de los trabajadores y que deben ser defendidos por los sindicatos? ¿No nos ha caído el veinte de que tenemos derechos inalienables e imprescriptibles como trabajadores activos y jubilados? ¿Somos derechohabientes, o simples clientes y consumidores de servicios mercantilizados?

Pero ya basta de poner el dedo donde se hieren susceptibilidades, generan molestias e invocaciones a la “ética”, a pesar de que no falta quién nos diga con aire condescendiente “sigan así, incisivos” (¿será porque algunos piensan digestivamente aunque olvidan que el proceso requiere de la presencia de caninos y molares, además de los incisivos de marras?), ante nuestro asombro y mirada odontológica.

Son días de fiesta donde la moda social impone la carita feliz, la sonrisa estereotipada, la cordialidad que maquilla diferendos y objeciones, y donde en obvio a la sana convivencia y el trato civilizado se sugiere decir ¡paz, tierrita volada!, pues el siguiente año por aquí nos encontraremos y tendremos que caminar juntos en defensa de nuestros derechos. Después de todo, la realidad puede más que la simulación y el agandalle y las necesidades a resolver terminan uniendo y movilizando voluntades. Que así sea.

¡Feliz Navidad y un mejor año 2020!

    




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