El Jubilado No. 136

 


Aleluya, aleluya, el sindicalismo salió nuevamente por los rumbos del Isssteson y se plantó en reciente y combativa ceremonia litúrgica de protesta por el desabasto de medicamentos que reclama el sindicato del Cobach, quienes decidieron tomar simbólicamente las oficinas centrales.

Formaron una sólida línea el propio dirigente de los sindicalistas del Cobach, el de los trabajadores del Ayuntamiento de Hermosillo y nuestro guía y profeta Barraza. 

Ahí se oyó un vibrante y temible reclamo: “¡Tiembla, Isssteson, pateaste el avispero académico y no te la vas a acabarrrr!”. Bueno, fue otra la forma del rollo pero el contenido es similar, poniendo de manifiesto el apoyo de nuestra organización a los compañeros quejosos.

Los usos y abusos del grupo gubernamental Prianista que administra el Isssteson le tientan nuevamente las nalgas al tigre, a ese felino de varias cabezas que protesta cada vez que la mezquindad del trato hacia los trabajadores derechohabientes se ve lesionado, carcomida su dignidad, podrido el respeto y, lo más terrible, desgastada la protesta y vaciado el impacto de la presencia, las cadenas de poner y quitar, los discursos y la quimérica expectativa de cambio. 

Y ahora, ¿ya nos engañaron, y no los volverán a engañar… hasta la próxima vez?

Como sindicalistas universitarios celebramos la solidaridad gremial, el apoyo a los compañeros de clase, a los trabajadores y docentes que luchan por mejores condiciones de vida y que ponen el dedo en la llaga de la precarización de la seguridad social en Sonora.

Nos pronunciamos contra la falta de respeto, contra la rapiña institucional, contra la omisión de derechos, contra el engaño y la demagogia oficial que busca solamente patear el bote de las soluciones y seguir robando recursos a las instituciones y tiempo de vida a los trabajadores.

Los universitarios hemos padecido el desprecio de las autoridades de nuestra institución, la ofensiva descalificación de siempre a la hora de negociar el nuevo acuerdo en el período de las revisiones salariales y contractuales, la opacidad, la discrecionalidad en el gasto, la complicidad de la administración universitaria con la cúpula prianista estatal, la ausencia de reacciones de la administración ante la violación del propio convenio firmado con Isssteson, que amerita una demanda ante la autoridad competente y que, sin embargo, no se ha mencionado como punto focal en la mesa de las negociaciones entre el sindicalismo y la administración.

La presión de los sindicatos en materia de Seguridad Social debe ser en dirección de lograr que la cláusula 141 del CCT y relativas tenga plena vigencia y, sin embargo, los años pasan y aquí nada se mueve. Al Isssteson no hay que tocarlo ni con el pétalo de una rosa, cuando mucho hay que amenazarlo en los mítines y plantones. ¡Qué se vea que hay músculo, camaradas!

Así pues, bien podemos seguir en la línea de la solidaridad y la protesta ritual, dejando de lado la solidaridad y la protesta factual. El buen juez por su casa empieza.

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