El Jubilado No. 137
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien con cubrebocas en algún discreto lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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¡Albricias, las huestes sindicales volvieron a salir!, ahora
enarbolando demandas diversas, propias y ajenas, para que no le digan y no le
cuenten sobre la solidaridad que colma los discursos, puebla los pasillos y
llena los espacios reales y virtuales de nuestro acontecer social. Queda claro
que el movimiento avanza en carro, por WhatsApp, por Zoom y quizá hasta
telepáticamente.
¿Qué las UMA no son cosa que nos afecte? No importa, a alguien le afecta y con eso basta, porque somos solidarios. ¿Qué a los jubilados les pintan un violín en los aumentos anuales a la magra despensa que reciben como forma complementaria a la anémica pensión del Isssteson? ¡Momento, eso afecta al sindicalista activo y solidario porque le pueden subir el ISR, no vaya a ser! Ni modo de exigir que la administración busque soluciones que no afecten a los trabajadores.
Ya sabe usted como son las relaciones públicas entre sindicatos, donde la vara que mide las penas ajenas es más larga que la que da cuenta de las propias; o dicho coloquialmente, candil de la calle y oscuridad de su casa.
Que los señores encargados de defender los derechos sindicales parecen estar trabajando oficiosamente en favor de la administración universitaria por aquello de quítame estos costos, a nadie le puede extrañar si juzgamos el asunto a la luz de experiencias recientes… y no tanto.
Que las prestaciones no equivalen a sueldos y salarios porque son un derecho y por lo tanto no se gravan con el ISR, no importa. Quizá a alguien se le ocurra hacerlo o aceptarlo y, en prevención, mejor no mover la despensa y que se jodan los jubilados que la reciben como complemento pensionario, al cabo que los activos seguirán recibiendo sueldo más prestaciones y la promesa de una jubilación con el 100 por ciento de los ingresos, según cuenta la leyenda de la democrática y combativa firma del convenio con Isssteson.
Quizá las buenas conciencias sindicales, en modo de cuentachiles, no consideren para nada la aportación que durante décadas hicieron los actuales jubilados y que posiblemente las generaciones actuales ya nacieron con logros y conquistas sindicales y laborales que nada tienen que ver con los viejos luchadores que marcharon, hicieron plantones, presionaron en la mesa de las negociaciones y protegieron su intimidad trasera de las argucias de la administración en turno.
Total, el pasado es pasado y el presente lo dictan las administraciones universitarias y estatales, sin dejar de lado las dirigencias combativas, democráticas y solidarias que sienten que el sindicato no puede funcionar si no se reciclan y tratan de no mover cualquier cosa que afecte la buena y cordial negociación que tienen entre manos, sin importar que las autoridades digan que los reclamos no proceden, que no hay recursos, que no es competencia de la administración, que se equivocaron de ventanilla, que los pericos maman … entre otras razonable y creíbles explicaciones, puntualizaciones o aclaraciones.
Pero ánimo, jubilados. La memoria nos pertenece tanto como el derecho a reclamar lo que nos corresponde en justicia, aunque nos ignoren, ninguneen, manden a la chinada o simplemente nos quieran dar gato por liebre con alguna interpretación comodona del estatuto, del contrato o del color de la orina del negociador. La lucha, como el beisbol, no se acaba hasta que se acaba.
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