El Jubilado No. 142
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien que sospecha, recuerda y concluye, en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
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Tremendo comentario leído en la página de Facebook
del movimiento 30 de julio (de derechohabientes del Isssteson): “Allí va, allí va excelente trabajo del movimiento 30 de julio.
Estamos logrando lo que nuestros sindicatos no hicieron...”
Todo el equipo de redacción de El Jubilado se queda pasmado, patidifuso, con la jeta colgando como jalada por la gravedad tras estar suspendida por un largo tiempo en la comodidad de la inercia. O dicho en otras palabras, acostumbrados a que los dirigentes sindicales nos convenzan mediante encuestas y plebiscitos y votaciones todos químicamente democráticos, de que nos agachemos para seguir ejercitando el dedo que ausculta los límites de la tolerancia política por vía rectal.
¿Es políticamente correcto que el sindicato no le exija a la administración el cumplimiento del Contrato Colectivo en lo referente a la seguridad social? ¿Es correcto que la administración no exija el cumplimiento de un convenio con Isssteson que es caro y, hasta la fecha, frustrante? ¿Cuándo se entenderá que el convenio con Isssteson tiene fuerza de ley, que es exigible legalmente? ¿Tenemos que acudir a una organización externa, de ciudadanos, para hacer posible lo que nuestra organización sindical (titular del Contrato Colectivo de Trabajo con la Universidad de Sonora) no puede o no quiere exigir? ¿Somos muchos pero sin fuerza ni voluntad ni cojones?
Sucede que, mientras nuestros próceres siempre democráticos, progresistas y combativos se empeñan en democratizar a la Universidad, el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) parece vestido como para pararse de noche en una esquina y hacer la calle, luciendo sus partes pudendas en espera de clientes que compren su voluntad, que ganen con el regateo de cláusulas, el incumplimientos de compromisos y la complicidad con la autoridad sea por omisión o por comisión.
Usted sabe a qué nos referimos, recuerda el auge de las protestas contra el incumplimiento del contrato con Isssteson y su posterior reflujo, la apatía de la administración universitaria, el impulso a un nuevo convenio de prestación de servicios y el aumento de las aportaciones, las cuotas y el tiempo de cotización y el plebiscito que lo permitió… a cambio de seguir con el desabasto de medicamentos, de la necesidad de promover amparos, de las alentadoras migajas de un despacho que los tramita, de la impunidad de los defraudadores de la seguridad social en Sonora y el plato fuerte de la simulación que se sirve en la mesa de las organizaciones gremiales.
Miles de trabajadores activos y jubilados se levantan y señalan como charros, vendidos y culeros a sus dirigentes sindicales, algunos reniegan de su condición sindicalista, otros esperan no verse en la disyuntiva, pero nadie puede decir que su sindicato le ha cumplido tal como suponía.
Por poner un caso, los maestros jubilados y pensionados de la sección 54 del SNTE, señalan la marginación que padecen en el cumplimiento de compromisos por parte de la dirigencia sindical. Calificativos como “charros”, “vendidos” y “traidores” le ponen el sabor al cado de la disidencia nacida del abandono, de la comodidad traidora de sus representantes que, además, tienen asiento en la Junta Directiva del Isssteson.
Quizá usted recuerde que los acompañamos no hace mucho en un plantón frente a la casa de la gobernadora Pavlovich, donde se reclamaba el aumento a la pensión de acuerdo con la propia Ley 38 y al aumento del salario mínimo nacional, y el mejoramiento de los servicios. Ahora su lucha es un ejemplo de valentía y congruencia con todo para ganar.
Casualmente ahí estuvieron algunos de los miembros del Comité Ejecutivo del STAUS, empezando con el actual Secretario General que, por cierto, aparece desde 2007 en diversas posiciones y se recicla como la figura más prominente de nuestra organización (¿Gracias por ser tan duradero?).
Si una vez logramos reunir a un contingente multitudinario en una marcha hacia Palacio y Congreso de Estado, en reclamo al incumplimiento del Isssteson, ¿cómo pudimos llegar y luego retirarnos, sin más, para después encontrarnos en el papel de impulsores del proyecto de la directiva de Isssteson de aplicarnos retroactivamente la Ley 38, y cambiar sin ventaja el contrato de los servicios entre Universidad e Isssteson?
¿Cómo olvidar la presión hamponil ejercida contra los universitarios al recortar ilegalmente las pensiones aquél 1 de mayo? ¿Cómo entender la debilidad de una organización antes combativa y ahora con tinte de colaboracionista con la parte patronal y el gobierno en sus afanes recaudatorios?
En El Jubilado pensamos que tenemos sindicato para mucho, que nos debe servir como instrumento, como fuerza capaz de hacer cumplir el Contrato Colectivo sin manoseos, sin trampas, sin simulaciones. En este caso, es de esperar y exigir que nuestra organización exija, presione y obligue a la administración universitaria al cumplimiento del oneroso convenio firmado con Isssteson.
Hagamos valer la Cláusula 141 del CCT, hagamos posible que la seguridad social sea una realidad para los trabajadores activos y jubilados de la Unison.
Presionemos por la pronta solución de los problemas del Isssteson y el estricto cumplimiento de las obligaciones institucionales expresadas en la Cláusula 141 del CCT y, en todo caso, que la Universidad promueva la demanda contra Isssteson por incumplimiento del convenio. Si la administración universitaria se demuestra incapaz de cumplir su obligación legal, huelga general, movilización permanente, alianza con las demás organizaciones afectadas, hasta alcanzar el triunfo. Basta de complicidades y concesiones. Ni un paso atrás.
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