El Jubilado No. 144
Información picuda y activa contra mentalidades chatas y pasivas, publicada por alguien que duda y concluye, en algún lugar de la aún Delegación de Pensionados y Jubilados del STAUS.
Número 144 - diciembre de 2021
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Estamos viendo las últimas patadas del año 2021 y, seguramente a nadie se le ocurriría pedir una repetición. Año tremendo donde la fuerza, el músculo y la credibilidad sindical estuvieron colgadas, una vez más, de las decisiones de una burocracia que cuando se renueva parece ser la misma, nomás que más chiquita.
Tanto en el ámbito de la administración universitaria como en la comodidad
intrauterina de nuestra organización se percibió una realidad macondizada, como
si el país donde no pasa nada se proyectara en una versión pequeña, una
caricatura de sí misma, en las espaciosas estancias del local sindical, y que
ahí mismo terminara su capacidad de acción y de reacción ante los graves y
apremiantes problemas sociales que sufre la base académica.
Una simple revisión de hechos y
dichos relevantes acaecidos en este año que esperamos termine nos dice que la epidemia de Covid logró que diera lo mismo
que el local sindical estuviera abierto o cerrado, que las asambleas fueran
virtuales o presenciales, que la realidad fuera virtual o ella misma.
Lo anterior se puso de manifiesto en la débil y anodina defensa de los derechos laborales y sociales de los agremiados frente al incumplimiento de la Cláusula 141 del CCT; concretamente en el desabasto de medicamentos en las farmacias del Isssteson, el retraso en los pagos de la pensión y en la ausencia de acciones tan oportunas como las que el emergente “Movimiento 30 de julio”, que se ha convertido en un interlocutor válido ante el gobierno de Alfonso Durazo.
El caso es que muchos compañeros se han adherido a este
movimiento de derechohabientes en busca de soluciones, de realidades tangibles,
de acciones donde la voz del afectado sea más fuerte que la del dirigente
coyuntural. Aquí parece que sí tiene sentido decir que el guía es la tarea y,
en el actual contexto, el sindicalismo requiere de una buena revisión y
actualización.
El tomar la calle sin el seguimiento puntual y enérgico de las acciones y gestiones carece de sentido; el cuidar las formas políticas y actuar acartonadamente no sólo frustra sino encabrona; el ver a los jubilados y pensionados como bichos en vías de extinción y confiar la solución de sus problemas al tiempo que todo lo entierra, está de la chinada.
El equipo de El Jubilado está seguro de que muchos desean
estar nuevamente representados y defendidos por una organización sindical
fuerte, proactiva, decidida y dispuesta a cumplir y hacer cumplir su Estatuto,
sus deberes de solidaridad y su vocación democrática y progresista. ¿Será posible
que Santa Claus o los Reyes Magos nos traigan ese regalo? ¿Plis?
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